Vídeo | España asegura 143 días de pesca en el Mediterráneo y modera recortes en otras especies atlánticas

La flota española celebra un acuerdo europeo que consolida la actividad pesquera en el Mediterráneo en 143 días, sin necesidad de nuevas medidas de compensación, y modera recortes en especies del Atlántico como lenguado, abadejo y caballa, asegurando la estabilidad económica de un sector estratégico. Este pacto supone un reconocimiento explícito al esfuerzo de los pescadores, que han implementado medidas selectivas y técnicas innovadoras para proteger los recursos marinos.

La negociación ha sido intensa y compleja, con un trasfondo histórico marcado por recortes drásticos en los últimos años y tensiones entre los Estados miembros y la Comisión Europea sobre cómo repartir cuotas y equilibrar conservación y actividad económica.

Un logro para el Mediterráneo: 143 días de actividad

El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, ha explicado que “hemos conseguido este objetivo de los 143 días de media por barco en el Mediterráneo manteniendo exactamente las medidas que fueron adoptadas para el año pasado”. Esta cifra incluye los 13 días suplementarios que España logró añadir a los 130 pactados en 2025, consolidando un nivel de actividad que refleja los esfuerzos previos del sector.

Bruselas proponía inicialmente un recorte drástico de hasta el 65% de los días de faena, lo que habría dejado la actividad en apenas 9,7 días. España y otros Estados miembros han defendido que estas medidas eran desproporcionadas y que la flota ya había implementado reformas técnicas como puertas giratorias y cambios de mallas para aumentar la selectividad.

Planas recalca que “no se pide un esfuerzo adicional sino continuar esta senda”, subrayando que la flota mediterránea ha demostrado su compromiso con la sostenibilidad sin sacrificar productividad. La negociación también ha incorporado la promesa de reformar el reglamento del Mediterráneo para que la especie más vulnerable no determine unilateralmente los días de faena, corrigiendo lo que España considera un sesgo histórico en la normativa europea.

Ajustes en el Atlántico: recortes moderados y algunas subidas

El acuerdo no solo se centra en el Mediterráneo. En el Atlántico, España logra atenuar los recortes inicialmente planteados por Bruselas. La merluza mantiene la misma cuota que en 2025, lo que permitirá capturar hasta 17.445 toneladas. El lenguado del Cantábrico se reduce solo un 9% frente al 28% planteado, y el abadejo cae un 13% frente al 26% inicial. La anchoa del Cantábrico sube casi un 8%, y el gallo aumenta su cuota un 11%.

No obstante, hay especies con ajustes significativos: la caballa registra un recorte provisional del 70% mientras se alcanzan acuerdos internacionales, la bacaladilla cae un 41%, y la cigala del Golfo de Cádiz se reduce cerca del 50%. El ministro Planas reconoce que “hemos conseguido notables éxitos, pero también a veces nos queda alguna espina”, reflejando las limitaciones que aún enfrenta la flota ante decisiones científicas y regulatorias.

La sostenibilidad como eje central

El acuerdo europeo reconoce explícitamente el esfuerzo de la flota española en medidas de sostenibilidad, un punto central en las negociaciones. La implementación de puertas giratorias, redes más selectivas y ajustes técnicos ha permitido a los pescadores mantener la actividad sin comprometer la conservación del medio marino.

Planas enfatiza: “La creatividad no es infinita, ni las posibilidades de buscar nuevas medidas de selectividad”, recordando que los esfuerzos previos del sector han sido determinantes para lograr un acuerdo equilibrado y viable.

El Ejecutivo europeo, además, ha extendido los límites de captura de 2025 para la gamba roja en aguas españolas y francesas, así como otras especies en aguas italianas, evitando restricciones drásticas que habrían afectado la actividad de arrastre en profundidades de 600 a 800 metros.

Impacto económico y social para el sector

Mantener los 143 días de faena en el Mediterráneo y moderar los recortes en el Atlántico garantiza estabilidad económica a miles de familias y comunidades costeras que dependen de la pesca. El acuerdo permite a los pescadores planificar sus campañas con certidumbre y mantiene la competitividad del sector frente a otros países europeos.

Además, España logra equilibrar actividad y sostenibilidad, asegurando que las medidas técnicas implementadas por la flota continúen sirviendo como referencia para futuras regulaciones. Este equilibrio es clave para mantener el empleo, la inversión en infraestructuras pesqueras y el desarrollo de la acuicultura como complemento de la pesca extractiva.

Reformas normativas: hacia un marco más justo

Uno de los logros más relevantes de la negociación es la aceptación por parte de la Comisión Europea de revisar la metodología de cálculo de los días de faena en el Mediterráneo. Planas explica que el comisario de Pesca, Costas Kadis, ha aceptado introducir cambios en el reglamento para que la especie más vulnerable no marque unilateralmente los límites de actividad.

“Las leyes de la pesca tienen que servir para regular la pesca, pero evidentemente no determinar”, señala Planas, destacando que esta reforma permitirá negociaciones más equilibradas y basadas en datos científicos, evitando propuestas iniciales desequilibradas y dramáticas para la flota.

Mirando al futuro

El acuerdo alcanza un doble objetivo: garantiza la actividad pesquera de 2026 y establece una base sólida para las negociaciones futuras. España defiende un marco más equilibrado, basado en ciencia, sostenibilidad y reconocimiento del esfuerzo de los pescadores.

Planas concluye: “Tenemos suficiente margen de maniobra para pescar, lo cual para mí es muy importante”. Con este escenario, la flota española afronta 2026 con estabilidad, previsibilidad y herramientas para combinar productividad y conservación, marcando un precedente positivo para la pesca mediterránea y atlántica.