domingo, 28 de septiembre de 2025 14:41

Internacional

Putin lleva la tensión al límite: drones y vuelos militares ponen a prueba a la OTAN y debilitan la unidad europea

Rusia intensifica sus incursiones aéreas sobre Europa con drones y cazas, poniendo a prueba la coordinación de la OTAN y agudizando las divisiones políticas entre los aliados. Expertos advierten que estas maniobras combinan objetivos militares y estratégicos.

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En las últimas semanas, las fuerzas rusas han intensificado acciones que trascienden los límites de la guerra en Ucrania y afectan directamente a la seguridad europea. Drones no tripulados y cazas de combate han penetrado en espacios aéreos de múltiples países aliados, generando alerta y debate sobre la efectividad de las defensas de la OTAN y la cohesión política de sus miembros. Este pulso estratégico no solo examina sistemas militares, sino que también busca tensar relaciones internacionales y explorar posibles fisuras internas entre los Estados miembros de la Unión Europea y Estados Unidos.

 

Incursiones estratégicas: drones y cazas sobre Europa

El patrón de acción ruso se ha repetido en al menos seis países europeos, con especial atención en Estonia, donde los cazas Mig-31 han sobrevolado durante más de diez minutos con misiles bajo sus alas. Paralelamente, Moscú ha enviado aeronaves y bombarderos cerca de las costas de Alaska, obligando a la interceptación por parte de Estados Unidos. Según el exmilitar y experto en geopolítica Jesús A. Núñez Villaverde, estas maniobras constituyen “provocaciones que suponen un escalón más en la guerra híbrida que Rusia lleva años ejecutando”, incluyendo ciberataques, propaganda y movimientos navales en aguas aliadas.

Núñez Villaverde subraya que “es cierto que un contexto tan complejo como el que rodea a la guerra en Ucrania siempre puede producir un accidente”, pero advierte que “cuando se trata de una veintena de drones y aviones penetrando el espacio aéreo estonio, ese argumento resulta insostenible”.

 

Objetivos militares: evaluación de defensas antiaéreas

En el plano operativo, los expertos destacan que estas incursiones tienen un fin claro: comprobar el despliegue y la capacidad de respuesta de los sistemas de defensa aliados. Cada detección activa radares, baterías antiaéreas y aviones interceptores, lo que permite a Moscú obtener una “fotografía actualizada de la ubicación de dichos sistemas y de sus fortalezas y debilidades”.

Aunque los drones no transportan armamento, la presencia de cazas cargados con misiles genera un mensaje de presión. Núñez Villaverde indica que “aunque algunas acciones pueden tener únicamente un propósito de reconocimiento, adquieren pleno sentido si se consideran como pasos previos a un eventual ataque”.

 

Objetivos políticos: tensar la unidad de la Alianza

En paralelo, estas maniobras buscan afectar la cohesión política de la OTAN y la UE. El experto afirma que Putin intenta “ensanchar las fracturas internas entre los miembros de la UE y poner a prueba su unidad y la voluntad de los gobiernos en apoyo a Ucrania y en la estrategia hacia Rusia”.

La respuesta de los aliados ha sido heterogénea. Mientras que Polonia y Estonia han invocado el artículo 4 del Tratado de la Alianza, Estados Unidos ha mostrado prudencia, interpretando algunos episodios como posibles accidentes. Núñez Villaverde concluye que “la OTAN no tiene voluntad de chocar militarmente con Rusia, pero Moscú tampoco desea una confrontación directa que supere el umbral de un enfrentamiento convencional”.

 

Refuerzo defensivo y medidas en el flanco este

La OTAN ha anunciado la operación ‘Centinela Oriental’, que busca incrementar la protección del flanco este, aunque su despliegue aún no se ha concretado. España ha ofrecido cazas, un radar y un avión de transporte, cuya activación se ha pospuesto hasta principios de octubre.

Algunos aliados, como Lituania, reclaman una respuesta más firme, pasando de la vigilancia aérea a la defensa activa, con la posibilidad de derribar drones rusos no autorizados. La ministra de Defensa lituana, Dovile Sakaliene, ha señalado que la intención es “pasar de la policía aérea al concepto de defensa aéreo”, avanzando con legislación que faculta a sus fuerzas a interceptar estos dispositivos.

 

Riesgo calculado: evitar un enfrentamiento directo

Los analistas coinciden en que Rusia busca un equilibrio entre presión y control del riesgo. Cada incursión evalúa defensas, genera tensión política y transmite un mensaje estratégico, sin provocar un conflicto armado convencional. En palabras de Núñez Villaverde, “Rusia nunca traspasa el umbral que podría llevar a un enfrentamiento directo con la Alianza Atlántica”.

El escenario actual refleja una combinación de guerra híbrida, política de presión y prueba de cohesión aliada. Cada dron, cada vuelo y cada maniobra sobre los cielos europeos sirve como ejercicio de cálculo y demostración de capacidad, en un contexto donde la prudencia y la estrategia se mezclan para evitar un choque abierto, pero dejando claro que la presión rusa se intensifica y la unidad de la OTAN sigue siendo puesta a prueba.

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