¿Por qué el gobierno catalán coloca etiquetas de malos catalanes?

Llevamos tiempo, demasiado, en un círculo vicioso en el que se ha ido retrocediendo en algunos logros conseguidos. Por si eso fuera poco, a la ciudadanía se la trata como idiota. Se la engaña, se apropian de sus votos, sin tener que responder por hacer lo contrario de lo que habían prometido en campaña electoral. De las cosas importantes no se les consulta y encima, algunos se atreven a poner etiquetas de buenos y malos ciudadanos, de pertenencia a un territorio - como si los territorios fueran suyos-. Al final la sensación que tiene la gente es que algunos hacen clasificaciones: personas de primera, de segunda y me atrevo a decir hasta de tercera. Además de atreverse a decirles cómo deben pensar, sentir y actuar. ¿Un tema identitario, supremacismo? 

En Catalunya- no es la única, sino la más significativa- los políticos hablan siempre en nombre de todos, como si la mente, las acciones o el pensamiento fuera único: uniforme ideológico que camuflado de una mal llamada democracia que esconde autoritarismo. Eso ya se sabe cómo se llama. El discurso único, que excluye la pluralidad de la que tanto se les llena la boca cuando hablan solo es pura teoría. La realidad diaria desmonta su estrategia.

Cuando se producen convocatorias de manifestaciones por parte de unos, es para luchar contra los invasores, que maltratan a los oprimidos. Eso lo dicen en plena democracia que tanto ha costado conseguir. Cuando los que no piensan como ellos, hacen lo mismo: se manifiestan reivindicando sus derechos que sienten que son pisoteados, las cosas cambian, son unos traidores, unos desagradecidos, unos … Lo grave del tema es que algunos partidos que se dicen constitucionalistas jueguen a la “puta y la ramoneta”, Pero la cosa se agrava más aún cuando, ante el anunció de una manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana, organizada para protestar por la posible amnistía a los implicados en el “procés”, la portavoz del gobierno- periodista ella, que no política-  en la rueda de prensa posterior a la reunión del Govern y respondido a una pregunta sobre la convocatoría, aseguraba que la manifestación es “contra los catalanes”. “es una manifestación anticatalanista”, insistía. Por si no había quedado claro, cargaba contra los organizadores a los que tachaba de “ser gente que no aportan, que no suman, que no quieren construir” y, para rematarlo bien, les acusa de tener catalanofobia. La portavoz, por sino la conocen se  Patricia Plaja. 

Lo que viene a evidenciar con sus afirmaciones son dos cosas: una, que esa señora que habla en nombre del gobierno de “todos los catalanes”, no puede insultar gravemente a ciudadanos de Catalunya, catalanes también, que se merecen todo el respeto y consideración porque muchos de ellos, que acudirán a la manifestación del día 8, han hecho mucho más que ella por esta Catalunya de todos. Dos, porque una vez más queda demostrado que el gobierno catalán solo gobierna para aquellos que le han votado, se siente identificado con ellos y desprecia al resto. Esos que durante todo el tiempo que se ha vivido con los follones, desórdenes en las calles y amenazas, se han sentido desprotegidos - también por parte del gobierno de España-. Han sufrido, han visto cómo bastantes familias se han dividido y ahora, como no piensan como ellos, les ponen la etiqueta de anticatalanes. ¿Por qué la gente que quiera no puede manifestarse porque resulta que les ponen etiquetas  el Govern? 

Mientras, el presidente del Gobierno en funciones y candidato ya designado por el Rey dice que hay que dialogar y normalizar la situación en Catalunya. ¿Normalizar la situación de una parte de los “catalanes”? El resto, como es muy sufrido y además no son catalanes, pues que sigan aguantando que para eso están. Hay una cosa que está clara, cuando en un conflicto como el que se está viviendo en Catalunya - se había aplacado, pero vuelve- solo gana una parte, la solución es muy mala. Queda un poso de resentimiento, que es muy difícil de olvidar. Las dos partes deben ceder en algo, lo peligroso es cuando siempre son los mismos los que tienen que tragarse el marrón.  Lo preocupante del tema es que la portavoz del Govern diga lo que ha dicho y aquí no suceda nada. ¿Alguien pedirá responsabilidades? ¿Qué dice al respecto el partido que ganó las elecciones, el PSC? Decía Luther King que “nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.