Todo llega y todo pasa, así ha sucedido con el Comité Federal que este sábado celebraron los socialistas para dar su apoyo a los pactos de Pedro Sánchez con los partidos independentistas que posiblemente le darán sus votos para reeditar el gobierno con el partido de Yolanda Díaz. El cónclave transcurrió como estaba previsto: aprobación de los asistentes a los acuerdos alcanzados por el jefe Sánchez, quien justificó el cambio de opinión en la cesión a los independentistas con la amnistía y lo que haga falta. Eso sí, no entró en detalles de lo que se estaba negociando, no hacía falta, los compañeros del Comité estaban entregados a la causa. Al terminar el discurso justificativo del líder socialista, era aplaudido con fervor por todos a excepción de la delegación de Castilla La Mancha.
Solo se produjeron dos intervenciones discordantes en la escenificación de la conjura: el presidente de la comunidad de Castilla La Mancha, Emiliano Garcia Page que ha seguía siendo coherente en su posicionamiento. Fuera y dentro, mostraba su rechazo a la amnistía. El dirigente socialista defendió con contundencia y respeto las razones políticas que le llevan a oponerse a esta polémica amnistía. A su juicio, el debate ya no solo se centra en que esta medida quepa o no en la Constitución, sino en el choque que provoca con el proyecto político del PSOE: "No hay garantías de que el independentismo renuncie a volver al punto de partida”, dijo. Pese a sus discrepancias, afirmó que acataría la decisión de la mayoría. Mientras que, Odón Elorza también compartía la opinión de su compañero castellanomanchego. Dos voces entre cientos. Hay una frase que dijo García Page que deja claro lo que piensa “acatar si, comulgar no”.
Tras el consentimiento de los 300 cargos del PSOE a Pedro Sánchez, este tiene ya el respaldo que esperaba. Pero muchos se preguntarán quienes son esos 300 socialistas ¿militantes de base? No, todos tienen cargos: diputados, alcalde, concejales, como diría un amigo, son los que tienen el poder y además lo ejercen. ¿Cómo le van a decir que no al jefe?
El secretario general del PSOE anunció, como todo el mundo intuía, la celebración de la consulta a los limitantes de forma telemática durante esta semana y presencialmente el próximo sábado. Es la manera de decir que cuenta con el apoyo de la militancia, que saldrá también por una mayoría aplastante. La votación telemática no es demasiado democrática porque las ejecutivas locales conocerán el nombre y el voto de quienes los emitan, y ya se sabe que la gente no quiere que los señalen, saben por qué.
Todo parece indicar que Sánchez será investido- aún hay dudas- pero una cosa queda clara, la situación a la que lleva a su partido es la más grave de las vividas en el socialismo español, que puede costarle muy caro en un futuro cercano. Los votantes socialistas se sienten engañados, estafados tras el cambio de opinión de Pedro Sánchez y como lo justifica. No se puede pasar de decir reiteradamente ni amnistía ni referéndum a defender que la amnistía tiene cabida en la Constitución y que se hace por la concordia por España, cuando la realidad es tan sencilla solo es una transación de intereses para seguir gobernando, sin importante el coste tan alto que esto va a tener para el país y para su propio partido.
El líder del PSC, Salvador Illa, que un día después de las elecciones en las que su partido era el más votado en Catalunya, eufórico él afirmó que “ni Cataluña será independiente, ni habrá amnistía ni referéndum de autodeterminación”, este domingo, en el Consell Nacional extraordinario afirmaba que "España no puede tener una mayor muestra de afecto a Catalunya y a los catalanes que hacer esta apuesta por reconstruir la convivencia a través de la amnistía”. ¿Se le habrá ido un poco la sensatez al afirmar semejante majadería? ¿Quien ha consultado a los españoles, para tal afirmación? Por si fuera poco, y con ese tono de pulpito, siguió adoctrinando la amnistía "es un sí a la convivencia; un sí al reencuentro; un sí a la generosidad sin la ingenuidad; un sí a la constitución española, que en su preámbulo fija como bien supremo la convivencia entre españoles y entre los pueblos de España". Lo dijo tan pancho, como el que no quiere la cosa, los asistentes lo aplaudieron, nadie le llevó la contraria y quedó claro que la democracia interna en los partidos es solo un deseo, la realidad es otra. Claro que eso sucede porque los militantes los permiten. Decía Sófocles que “vale más fracasar honradamente que triunfar debido a un fraude”.
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