sábado, 27 de abril de 2024 13:15
Opinión

Aragonès convoca elecciones y Puigdemont no podrá ser cabeza de lista

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Pere Aragonès
El problema de Junts es que no saben controlar sus límites y por lo tanto las consecuencias de sus acciones. Foto: Europa Press

 

Finalmente, como era previsible si no salían adelante los Presupuestos de 2024, Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Catalunya, anunciaba en la tarde de este miércoles la convocatoria de elecciones para el próximo 12 de mayo. Lo ha hecho después de comprobar cómo los presupuestos para este año han sido tumbados en el Parlament, tras la negativa de Junts y los Comunes de Colau.

 

Sorprende la actitud de los Comunes que en un gesto electoralista se han alineado con los diputados de Puigdemont. La excusa de los comunistas transformados estaba basada en su apoyo a la retirada del proyecto Hard Rock en Tarragona, que municipios de la zona ven con buenos ojos. En clave electoral llama la atención que ahora la portavoz Jessica Albiach, saque a relucir el tema del Hard Rock cuando está  sobre la mesa desde 2014 y el pasado año los comunes votaron a favor de los presupuestos, como los socialistas.

 

Lo que es evidente es que lo sucedido hoy en el Parlament escapa a cualquier lógica de la gente, cuando se anteponen los intereses partidistas por encima de las necesidades de las personas. Ha quedado claro, otra vez más, que determinadas formaciones actúan así. Los presupuestos que se han presentado son buenos en general, y dada la situación, lo que tocaba era sacarlos adelante pensando en las personas, en el país y en el sentido de mejorar la situación. Por eso no se entienden determinadas actitudes.


La postura de Junts, con el talibán Albert Batet como portavoz incendiario, en modo elecciones, no tiene lógica social, pero sí política y de mirada corta. Junts está jugando con fuego, con un personal de poca talla política que aplica la práctica de  “puta y la Ramoneta”. El problema es que no saben controlar sus límites y por lo tanto las consecuencias de sus acciones: pasan del blanco al negro en cuestión de segundos. No tienen una estrategia política clara, solo que el huido vuelva triunfal del país de las coles pequeñas, al estilo del presidente Tarradellas, con las calles llenas de gente aclamándolo como el presidente legítimo de Catalunya. La situación de los dos políticos no es ni por asombro parecida, ni su talla política mucho menos. Creer que eso puede suceder es como alguien que se ha fumado un porro y está en las nubes.


El presidente Aragonès, elegido en las urnas, ha tenido que aguantar demasiadas cosas a los de Puigdemont. Durante estos años en el gobierno los republicanos han tragado carros y carretas. No los han dejado gobernar, rechazando los presupuestos del pasado año que había elaborado el conseller de Economía Jaume Giró de Junts, una pura contradicción. Así que, creo que Aragonès ha hecho bien en convocar elecciones y, aunque no lo digan públicamente, han cogido a Junts sin candidato visible - eso sí con muchos aspirantes-, y cierra las puertas a Puigdemont a que encabece la candidatura, pues la aplicación de la ley de Amnistía no le llega a tiempo. Ahora comienza la carrera de obstáculos para ver quién será el candidato.


Mientras el PSC, que ha sido leal al compromiso de apoyar los presupuestos, tiene ya su cabeza de lista elegida en la persona de Salvador Illa, que pese a las consecuencias de la aprobación de esta ley tan controvertida y las consecuencias que puede tener en las urna, para el PSC ha sido leal y ha transigido en todo lo que le llega de Moncloa, aunque lo venda como una responsabilidad por el país.

 

Los Comunes, que forman parte del gobierno de Pedro Sánchez gracias al apoyo de ERC, no es posible entender su postura - sí en clave electoral-. Los republicanos pueden dejar caer al Gobierno de España, aunque Sánchez haya pagado sobradamente sus votos. Todo es posible, no se descarta que sea así. La situación en estos momentos es como un castillo de naipes, en el momento que se cae una carta, el resto se desmorona. ¿Les habrá valido la pena a Junts y los Comunes? Quien se debe estar riendo son los del PP, que tras la encuesta del CIS de Tezanos, se ven ya en la Moncloa. Vaya jugada que le están haciendo a Sánchez con la factura tan alta que está pagando el PSOE. Al final las personas no cambian, sólo muestran lo que antes ocultaban.

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