La Conferencia de Sevilla, una "oportunidad perdida" para impulsar la cooperación al desarrollo

La ONU cifra en 4 billones la brecha en financiación en esta materia cuando las guerras cuestan 19 billones actualmente

El mundo vive su momento más convulso desde la Segunda Guerra Mundial, con una cifra récord de conflictos y también de víctimas, mientras el número de personas desplazadas por guerras y desastres naturales no hace sino aumentar, como también el hambre en el mundo. Y en este contexto, la ayuda humanitaria y la ayuda al desarrollo están en claro retroceso y amenazan con agravar aún más la situación.

Sin embargo, de la Conferencia de Financiación para el Desarrollo de la próxima semana en Sevilla no saldrán medidas concretas que ayuden a afrontar este desafío. En opinión de la sociedad civil es "una oportunidad perdida" puesto que el documento final de la cita, y que ya ha sido pactado, no supone un fuerte "compromiso político" con la cooperación al desarrollo.

"Las llamas del conflicto a menudo se encienden y alimentan por la pobreza persistente y las crecientes desigualdades", sostenía recientemente el secretario general de la ONU, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad. "La pobreza genera desesperación; la desesperación alimenta el malestar, y el malestar desgarra el tejido social, generando desconfianza, miedo y violencia", sostuvo.

A estos factores, según el secretario general, se suman las violaciones de Derechos Humanos, la delincuencia y la corrupción que surgen en contextos de inestabilidad y emergencia, y los desastres climáticos provocados por las actividades humanas, dando lugar a un ambiente propicio para el terrorismo.

Así las cosas, puso de relieve que nueve de cada diez países con los indicadores de desarrollo humano más bajos están en conflicto y "esto no es una casualidad". De los 700 millones de personas que viven en extrema pobreza en todo el mundo, el 40% está en zonas de conflicto o inestabilidad.

El año 2024 se cerró con 61 conflictos en 36 países y territorios de todo el mundo, según un informe del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO, por sus siglas en inglés) que advierte de que estos datos no son sólo una foto fija sino que reflejan también una tendencia. Por regiones, África sigue siendo el continente con más conflictos, con un total de 28, casi el doble que una década antes, mientras que Asia acumula 17 y Oriente Próximo diez.

La consecuencia de esta proliferación de conflictos es que más de 48.300 personas, en su amplia mayoría civiles, perdieron la vida en 2024 dentro de contextos de conflicto, un 40% más que el año anterior, de acuerdo con un informe de la oficina de Derechos Humanos de la ONU.

UN MUERTO CADA DOCE MINUTOS EN CONFLICTO
Esto supone que cada doce minutos, un civil muere víctima de un conflicto armado. La violencia se ceba sobre todo con mujeres y niños ya que el estudio constata el fallecimiento de cerca de 21.500 mujeres y unos 16.700 menores de edad.

Por otra parte, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), son ya más de 123 millones las personas desplazadas en todo el mundo por los conflictos, la violencia y la persecución, siguiendo así con la tendencia al alza de los últimos años. De ellos, 73,5 millones son desplazados internos --6,3 millones más que en 2023--, mientras que la cifra de refugiados se sitúa en 42,7 millones de personas.

También está en niveles récord el número de personas que pasan hambre. Según la ONU, en 2024, unos 295 millones de personas pasaron a diario hambre de manera aguda --casi 14 millones de personas más--, mientras que el número de personas al borde de la inanición se duplicó, alcanzando los 1,9 millones de personas. De acuerdo con este documento, los conflictos son el principal motivo de inseguridad alimentaria.

INVERTIR EN DESARROLLO, LA MEJOR PREVENCIÓN
En este contexto, Guterres sostuvo que "la prevención es la mejor cura para la inestabilidad y el conflicto" y que "no hay mejor prevención que invertir en desarrollo". Sin embargo, a cinco años del plazo fijado para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dos tercios de las metas están retrasadas y hay una brecha de financiación para su cumplimiento de aquí a 2030 de más de 4 billones de dólares.

En los países en desarrollo, según el secretario general, "el motor del desarrollo se está asfixiando". Por ello, la Conferencia sobre Financiación al Desarrollo que se celebrará del 30 de junio al 3 de julio en Sevilla debe ser un "momento clave para reparar y fortalecer este motor vital".

"Invertir en desarrollo hoy significa invertir en un mañana más pacífico. Renovemos nuestro compromiso con la solidaridad y la multilateralidad", reclamó el secretario general de la ONU en un momento en que países como Estados Unidos, pero también otros como Reino Unido, han optado por reducir drásticamente los fondos que destinan a ayuda para el desarrollo.

EL AHORRO DE LA AYUDA AL DESARROLLO
Y ello pese a que hay datos concluyentes que demuestran que cada euro o dólar que se invierte en desarrollo evita el gasto futuro de muchos más dinero. Así, cada dólar gastado en la educación para las niñas puede generar un retorno de 2,80 dólares y cada dólar invertido en agua y saneamiento ahorra 4,30 dólares en costos de atención médica.

Además, según las estimaciones de Naciones Unidas, con un dólar por persona y año en la lucha contra las enfermedades no transmisibles, se pueden evitar cerca de 7 millones de muertes para 2030 y cada dólar invertido en la reducción del riesgo de desastres ahorra hasta 15 dólares en recuperación después de un desastre.

Pese a ello, el déficit de financiación no solo no se reduce sino que se amplía, ya que antes de la pandemia estaba en los 2,5 billones de dólares. Por contra, el coste económico mundial de las guerras en 2023 superó los 19 billones de dólares mientras que el 1% más rico acumuló 42 billones de dólares en nueva riqueza durante la última década.

Asimismo, los subsidios a los combustibles fósiles cuestan el 7,1% del PIB mundial, más que el gasto anual del gobierno en educación (4,3%) y alrededor de dos tercios del gasto en salud (10,9%).

Así las cosas, aunque la Conferencia de Sevilla no es una cumbre para recabar fondos propiamente dicha, había la expectativa de que de ella salieran algunas medidas que ayudaran a afrontar la falta de financiación.

LA DECLARACIÓN NO CUMPLE LAS EXPECTATIVAS
Sin embargo, desde la sociedad civil denuncian que el Compromiso de Sevilla, el documento final ya pactado, "no ha cumplido las expectativas necesarias en un contexto de recortes de los presupuestos de cooperación al desarrollo con impactos muy negativos y aún incalculables".

Así, ponen de relieve el hecho de que por primera vez desde 2017 la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOE) cayó un 7,1% en 2024 y que, con los recortes anunciados por varios países, en 2025 el retroceso podría ser de entre el 9 y el 17%. "Las consecuencias, en un contexto mundial de graves y complejas crisis, serían dramáticas", defienden la Coordinadora de ONGD, ODG, Eurodad y Futuro en Común.

El Compromiso de Sevilla "ha sido una oportunidad perdida para reforzar la cooperación como una política social global" y también para "reforzar el compromiso político con la cooperación frente al desmantelamiento de la ayuda internacional para el desarrollo", añaden. "Ahora, precisamente, necesitamos más ayuda, no menos. Debilitarla supone apostar por decisiones muy cortas de miras y con graves consecuencias para toda la humanidad", advierten.