La "escandalosa" realidad de la crisis de deuda: más de 60 países destinan más a saldarla que a educación o sanidad
La sociedad civil lamenta que la Conferencia de Sevilla no siente las bases para una convención de la ONU sobre deuda
Casi la mitad de la población mundial, o lo que es lo mismo, unos 3.300 millones de personas, viven en países que destinan más al pago de la deuda externa contraída en el pasado que a educación o sanidad en una crisis de deuda que la sociedad civil lamenta que no se abordará como se merece en el documento final de la Conferencia de Financiación para el Desarrollo de la próxima semana en Sevilla.
"Cerca de la mitad de la población mundial vive en países que gastan más en el pago de la deuda externa que en sanidad o educación. Es escandaloso", sostienen en un documento conjunto previo a la cita de Sevilla la Coordinadora de ONGD, Eurodad, ODG y Futuro en Común, incidiendo en que más de 60 países tienen que destinar más fondos a pagar la deuda externa de lo que gastan en la educación y la salud de sus ciudadanos.
Según datos de Naciones Unidas, los países en desarrollo gastaron una cifra récord de 1,4 billones de dólares en el servicio de la deuda externa en 2023, el máximo de los últimos 20 años. En concreto, en 2024 más de 1.100 millones de personas vivían en países en desarrollo donde el servicio de la deuda externa representa más del 20% de los ingresos de las administraciones públicas; y cerca de 2.200 millones lo hacían en países el porcentaje es superior a 10".
La mediana del servicio de la deuda externa en los países en desarrollo sigue una tendencia al alza y alcanzó el 11,4% de los ingresos públicos en 2024, más del doble en los últimos 15 años, de acuerdo con la ONU.
En estas circunstancias, el tema de la deuda soberana ha sido uno de los más reñidos en las negociaciones previas a la conferencia de Sevilla, donde estaba llamado a ser "central" en la agenda, dadas las posiciones opuestas entre deudores y acreedores, pero la "obstrucción del Norte global" ha dejado fuera la reforma de la arquitectura de la deuda del documento final.
Las citadas organizaciones consideran que la deuda no es sino "otro instrumento colonial que sustenta el poder económico y la toma de decisiones en pocas manos" y que al mismo tiempo es una de las principales razones de los problemas y desafíos a los que se enfrenta el llamado Sur global. "Nadie debería verse obligado a elegir entre incumplir con su deuda o incumplir con los Derechos Humanos y ambientales", denuncian.
NECESIDAD DE REFORMAR LA ARQUITECTURA DE LA DEUDA
En este sentido, defienden la necesidad de una reforma de la arquitectura de la deuda mediante una convención de la ONU jurídicamente vinculante que garantice que todos los países participen en igualdad de condiciones, tanto deudores como acreedores.
La Conferencia de Sevilla "podría haber sido el momento clave para transformar el panorama de la gobernanza de la deuda, alejándose del 'statu quo' liderado por el G20, el FMI y el Banco Mundial, que insisten en que los países no necesitan cancelación de la deuda, mientras permiten que los acreedores privados prolonguen las negociaciones de reestructuración de la deuda y dejan a los países altamente endeudados incluso después de que finalmente se acuerde dicha reestructuración".
Sin embargo, "a pesar de los enérgicos llamamientos de la sociedad civil y de muchos países del Sur global a favor de un proceso intergubernamental significativo hacia una Convención de la ONU sobre la Deuda, el texto final conserva el proceso intergubernamental, pero lo despoja de ambición", sostienen en referencia al llamado Compromiso de Sevilla, el documento que saldrá de la cita y que ya fue pactado y cerrado el pasado 17 de junio.
"Lo que queda es una vaga promesa de compromiso con los acreedores, incluido el Club de París, y un Grupo de Trabajo, ahora convocado conjuntamente por el secretario general de la ONU, el FMI y el Banco Mundial, para promover los principios voluntarios sobre los préstamos y empréstitos soberanos", lamentan.
¿POR QUÉ UNA CONVENCIÓN?
Desde la sociedad civil, al igual que los países del Sur global, entienden que la gestión de la deuda, y en particular los casos de 'default', deberían tratarse en el seno de la ONU y no con los mecanismos actuales, en los que los acreedores como el FMI o el Club de París, tienen un papel fundamental.
De ahí que hayan planteado, sin éxito hasta ahora, que se ponga en marcha una convención de la ONU. Esto supondría contar con un acuerdo internacional, jurídicamente vinculante, como los que ya existen sobre los derechos del niño, el cambio climático o los derechos de las personas con discapacidad y que fijaría normas, reglas o criterios en torno a los cuales los países se comprometen. Entienden, que esto brindaría más transparencia a todo lo relativo a la deuda y voz a los deudores.
En concreto, en su documento, las citadas organizaciones proponen que se establezca en el seno de dicha convención un mecanismo multilateral de resolución de la deuda soberana, justo y transparente, para lograr reestructuraciones y cancelaciones de deuda más rápidas, justas y ordenadas para los países prestatarios.
Asimismo, plantean principios vinculantes de préstamos y endeudamientos soberanos responsables, y que se promueva legislación, tanto en los países prestamistas como en los prestatarios, que exija una gobernanza y gestión transparentes y justas de la deuda soberana, así como un registro único y vinculante de la deuda mundial, independiente de los acreedores, para promover la transparencia.
También proponen que se establezca un mecanismo automático de cancelación del servicio de la deuda que proteja a los países del Sur global de las crisis climáticas, ambientales, económicas, sanitarias, alimentarias y de seguridad extremas, y que se refuercen las medidas para frenar la corrupción en los préstamos, incluyendo la plena aplicación de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción.
Pese a que en Sevilla no se avanzará en esta dirección, en Oxfam Intermón ponen de relieve que tampoco en la anterior conferencia, en Adis Abeba en 2015, se consiguió dar los pasos deseados hacia una convención en materia fiscal finalmente, gracias a la presión sostenida en este tiempo ya se está negociando la creación de una Convención Marco sobre Cooperación Fiscal Internacional.
El Compromiso de Sevilla "recoge la posibilidad de abrir un proceso intergubernamental" lo que deja abierta la puerta a que en un futuro pueda lanzarse también una Convención sobre Deuda, subraya Susana Ruiz, responsable de justicia fiscal en Oxfam.
Escribe tu comentario