Es el tercer ministro en dimitir en un plazo de 24 horas, lo que sigue aumentando la presión sobre Theresa May y su manejo de las negociaciones sobre el Brexit.
La Primera Ministra británica opta por un tono más amistoso y se aleja del Brexit duro que pedía antes de perder la mayoría parlamentaria. Se aleja también de la postura contundente de su ministro de Exteriores, Boris Johnson.
