La ONG recuerda que el 80 por ciento de la población mundial de refugiados vive en países de ingresos bajos y medios, donde los servicios e infraestructuras sanitarias son "insuficientes y poco accesibles". "Las consecuencias de las medidas de contención que se han tomado en los diferentes países pueden tener efectos enormemente nocivos en el acceso a la ayuda humanitaria, los alimentos y las necesidades básicas no solo de las personas desplazadas sino también de las comunidades de acogida", advierten al respecto.