Lo malo para Iván Redondo es que el emperador al que él ha reverenciado en esta ocasión es de los que tienen poco poder y que lo que más puede esperar de su influencia es alguna embajada en Flandes, una Cruz de Sant Jordi y por supuesto algún libro-libelo de vez en cuando.
Su hijo, el también expresidente George W. Bush ha anunciado la defunción de su padre, retirado de la política en 1993 y contrario a la candidatura de Donald Trump como candidato por los republicanos.