Entre los estudios recopilados se encuentra uno de la Universidad de Atenas (Grecia), que ha concluido que dormir la siesta ayuda a protegerse contra el estrés y las enfermedades cardiovasculares.
Ahora nuestros políticos quieren devolvernos a las costumbres de nuestros abuelos de antes de la guerra, que eran, según su enfervorizada doctrina, más sanas y sobre todo, mucho más productivas.
Además, dormir la siesta aumenta la memoria, el aprendizaje, la atención, la creatividad y la capacidad para resolver problemas.
Echar siestas largas o estar excesivamente cansado durante el día está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, según un estudio que se presenta en la 65ª Sesión Científica Anual de Cardiología, organizada por el Colegio Americano de Cardiología.