En verano se multiplican los casos de problemas oculares y visuales debidos a una larga exposición al sol y no solo en las costas sino, también, en la montaña. Es un lugar que aún sin nieve puede causar problemas oculares, como queratitis, por una exposición crónica a la radiación solar que aumenta con la altitud, la baja latitud o por la acción de superficies reflectantes como el reflejo del sol en las rocas.