viernes, 26 de abril de 2024 11:50
Ciencia e investigación

​Los chimpancés no tienen noción de justicia y aceptan las desigualdades

Los chimpancés carecen de un sistema de justicia. Los científicos han probado la distribución de alimentos por los animales. Cuando pueden ganar algo, lo toman sin importar cómo afecta a otros.

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Los chimpancés carecen de la noción de justicia y aceptan la desigualdad en la distribución de alimentos o materiales, según la investigadora Nereida Bueno, de la Universidad Pontificia de Comillas, que participó en un estudio publicado por la revista estadounidense "Journal of Comparative Psychology".


Estos animales son "maximizadores racionales" y "no tienen aversión a la desigualdad" porque cuando pueden ganar algo, lo toman independientemente de cómo afecta a otros individuos.


Bueno participó junto a sus colegas Montserrat Collel -de la Universidad de Barcelona- y Christoph J. Volter, Africa de las Heras y Josep Cal -los tres del Instituto Max Plank de Leipzig (Alemania)- en el estudio publicado por la revista americana, que busca entender cómo ven los chimpancés los términos de justicia y venganza.


Chimpacé




En el caso de los humanos, este experto explicó que culturalmente existe "un umbral" de lo que se define como justo o injusto y que varía ligeramente entre culturas. 


"En España -puso como ejemplo a la agencia EFE- el sentimiento de injusticia nace "cuando la oferta es inferior al 40% de lo que se distribuye".


Esto se debe a que los seres humanos entienden mejor el sentimiento de comunidad y no suelen aceptar las desigualdades, porque la mayoría de las veces rechazamos una distribución si se nos ofrece menos.


Sin embargo, los chimpancés "no tienen un sentimiento de grupo", por lo que es "muy difícil" que surja algo como "un sistema de justicia entre ellos". Para probar estas afirmaciones, los científicos han desarrollado experimentos con tres parejas de chimpancés.


El "juego del ultimátum" y el "juego del dictador"


En el juego del ultimátum, uno de los chimpancés eligió entre dos opciones de cantidad de comida -una, considerada más justa y otra, menos justa- para compartir con su pareja, que podía aceptar o no la propuesta, pero si no lo hacía, ninguno de los dos comería.


El hecho de que no recibieran la comida les molestaba a ambos, pero "nunca fueron capaces de dar el siguiente paso", para considerar cómo evitar la situación, porque al no tener en cuenta las necesidades de los demás, ni aprender de los rechazos consecutivos, se enfadaban".


Por el contrario, los seres humanos son capaces de cambiar comportamientos si reciben varios rechazos, recordó Bueno. 


En el juego del dictador, uno de los chimpancés podía ofrecer la cantidad predeterminada que quisiese y el otro no podía hacer nada: simplemente aceptar.


En este caso, a pesar de la lógica de que eran "muy egoístas" en esta dinámica, los científicos se dieron cuenta de que cada vez que uno de los animales obtenía algo de comida, él "elegía opciones más justas".


Bueno está convencida de que el sentimiento de injusticia "puede surgir de manera individual en un primer nivel", pero hay un segundo nivel, más complejo y abstracto, que conduce a la comprensión como especie o como grupo, en el que es posible identificar las injusticias de los demás. Es este último pensamiento que los humanos no comparten con los chimpancés, dijo.

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