viernes, 19 de abril de 2024 20:23
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​El fuego devora Galicia a pocos días de la huelga de técnicos de prevención: “Los incendios son más virulentos, con llamas más altas”

A falta de cuatro días para que los técnicos de prevención de incendios inicien una huelga indefinida, toda Galicia vive pendiente de la evolución de las quemas que azotan a nuestros montes y que en la última semana calcinaron cerca de un millar de hectáreas.

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A falta de cuatro días para que los técnicos de prevención de incendios inicien una huelga indefinida, toda Galicia vive pendiente de la evolución de las quemas que azotan a nuestros montes y que en la última semana calcinaron cerca de un millar de hectáreas.


La huelga supone un efecto súbito sobre el operativo que compone la lucha contraincendios. Después de conocer cómo están siendo estas negociaciones, desde la Asociación Profesional de Bombeiros e Bombeiras Forestais de Galicia (APROPIGA) explican para Galiciapress las consecuencias que tendrá la huelga, los motivos de la misma y los desafíos a los que se enfrentan estos profesionales en un verano marcado por las secuelas que el confinamiento y la crisis del coronavirus ha dejado en los montes gallegos: “El confinamiento impidió al acceso de los propietarios y de los trabajadores forestales a los montes para los trabajos silvícolas y de prevención de incendios”.


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Galicia afronta un agosto incierto después de una semana negra con varios incendios


Mientras Galicia es pasto de los incendios -solo la pasada semana el número de hectáreas arrasadas superó el millar-, la situación entre los técnicos de prevención de incendios y la Xunta ha llegado hasta tal punto que los primeros iniciarán una huelga indefinida el próximo 1 de agosto que dejará en jaque a todo el aparato de lucha antiincendios.


Este personal, que como explican desde la Asociación Profesional de Bombeiros e Bombeiras Forestais de Galicia (APROPIGA) está compuesto por funcionarios de las escalas de Ingenieros de Montes (Subgrupo A1) e Ingenieros Técnicos Forestales (Subgrupo A2), realizan una labor destacada en los Centros de Coordinación, tanto central como provinciales, así como en los centros de cada distrito forestal.


Sus tareas van desde la coordinación de personal, medios y trabajaos de ingeniería, o labores enfocadas a la prevención de riesgos laborales y vigilancias para localizar y prevenir los incendios. Durante los incendios, su desempeño está dirigido a la coordinación de los medios encargados de combatir el fuego y, en caso de los Grandes Incendios Forestales (aquellos que como el de Monterrei de esta semana pasada afectan a más de 500 hectáreas) pueden encargarse de la dirección de los mismos. Por otro lado, en lo referido al personal técnico de los distritos forestales, también realizan tareas de corte más administrativo, como la conservación y fomento de los recursos forestales, la supervisión de los aprovechamientos forestales privados y la realización de los aprovechamientos forestales de gestión pública o la elaboración de informes forestales.



CONDICIONES DE HACE UNA DÉCADA PARA UN PLANTEL ENVEJECIDO

Con tanto por hacer, las condiciones de trabajo de este personal están a día de hoy obsoletas, ya que está recogidas en un acuerdo que data del año 2008. Tras una década, los técnicos comenzaron a reivindicar las mejoras en 2018 y, desde entonces, van ya 25 meses de tira y afloja entre el sector y la Xunta. 25 meses en los que las negociaciones avanzaron a paso de tortuga y en las que, a falta de unos días para el ‘Día D’, la Xunta sigue enrocada y no da su brazo a torcer, como señalan desde la CIG a este medio. “Hubo algunas reuniones pero no se pudo avanzar en un acuerdo por la nula voluntad de avanzar por parte de la administración”, lamentan desde APROPIGA.


“La problemática surge de que las funciones que tiene que asumir este personal van en aumento constante, tanto a nivel de organización y control de tareas de prevención y extinción, como de mayor trabajo burocrático, puesto que la vigente normativa legal en materia forestal y de incendios entra en más detalles que es necesario supervisar, así como al hecho de que al tener que gestionar más personal propio (bomberos forestales dependientes del Servicio de Prevención de Incendios Forestales o SPIF) que antes, cuando el personal de refuerzo dependía de empresas como Tragsa y Seaga”, advierte la plataforma.


En ese sentido, señalan que en las condiciones actuales y con la carga de trabajo existente, estos profesionales trabajan por encima de las horas marcadas. “Están haciendo horas anuales de trabajo más de las establecidas para los funcionarios de la Xunta de Galicia”, denuncian, ya que en los periodos de alto riesgo de incendios, por ejemplo, las guardias de 24 horas son una constante en el sector.


A todo esto, hay que añadir una plantilla desgastada y que no ha tenido renovaciones en este tiempo. “El plantel es el mismo desde 2008, y existe personal que por razones de edad y de salud ya no puede hacer funciones de lucha contra incendios y le cuesta un gran esfuerzo realizar guardias de 24 horas”, comentan desde la asociación, que ve como esto condiciona sensiblemente que se respeten los periodos de descanso y que a su vez repercute de forma inmediata en la gestión de los centros de coordinación. 


En esta línea, y pese a que todo el personal que compone el operativo antiincendios, las demandas para respetar los descansos legales establecidos o una regulación del trabajo durante los festivos o descansos compensatorios parecen ser únicas de este grupo.


“El personal laboral de lucha contraincendios tiene regulados sus descansos por el Estatuto de los Trabajadores y el V Convenio Colectivo del Personal Laboral de la Xunta de Galicia, mientras que el personal técnico de incendios son funcionarios, por lo que sus condiciones se regulan por el Estatuto Básico del Empleado Público, la Ley 2/2015 de Empleo Público de Galicia y los acuerdos sectoriales por escalas”, explican desde APROPIGA, lo que supone una gran diferencia en el ámbito jurídico y laboral entre el personal técnico de incendios y los agentes forestales.



CONFINAMIENTO: GASOLINA PARA LOS MONTES

Mientras las negociaciones parecen seguir enquistadas, a toda esta problemática hay que añadir los efectos que la crisis del coronavirus y el confinamiento ha tenido sobre los montes, en los cuales muchas labores de cuidado y limpieza no se pudieron desarrollar en tiempo y forma, algo que puede ser un factor diferencial durante los incendios y en el área de la prevención. 


El confinamiento impidió al acceso de los propietarios y de los trabajadores forestales a los montes para los trabajos silvícolas y de prevención de incendios, por un lado, y un invierno y primavera con abundantes precipitaciones y temperaturas suaves que favorecen el aumento de la vegetación, por el otro”, argumentan desde la asociación, a la vez que señalan que son “dos factores que hicieron que las fajas de prevención de incendios que rodean a los núcleos rurales, a las infraestructuras y a las vías de comunicación aun no fuesen rozadas como es necesario para disminuir la propagación de los posibles incendios por el monte y que amenacen a las personas y a sus propiedades”.


En esa línea, desde el sector recalcan que la mejor arma en la lucha contra los incendios forestales es “una ordenación y un uso racional de los montes y terrenos forestales”. “Un monte ordenado, multifuncional y que no sea una carga económica para sus propietarios, permite un mosaico de usos y de vegetación que ayuda a combatir la gran mayoría de los incendios forestales antes de que pasen a ser un siniestro incontrolable”.


BAJAS QUE NO SE CUBREN, BRIGADAS SIN JEFE DE BRIGADA, MOTOBOMBAS PARADAS…

Pese a todo, la realidad es que el panorama que se dibuja a día de hoy en los montes gallegos dista mucho de estos deseos, ya que la vegetación incluso está empezando a jugar a la contra en muchos sentidos. El pasado noviembre se dio a conocer el informe impulsado por el comité de expertos seleccionados por el Parlamento de Galicia en la 'Comisión Especial No Permanente de Estudio y Análisis das Reformas de la Política Forestal', donde ponían el foco en la necesidad de sacar los eucaliptos  improductivos de los montes gallegos, pero también en el cambio climático, que está provocando que Galicia tenga un clima más parecido al de países más cálidos como Grecia y Australia.


Con estos datos, desde APROPIGA no dudan en afirmar que, con personal entre sus filas con tres décadas de experiencia, muchos reconocen que con el paso de los años “la vegetación está más seca, como avanzan las plantas adaptadas al calor (y que por su fisiología arden con más intensidad) y retroceden las adaptadas a los climas húmedos”. “Vemos como las menores humedades del aire desecan la vegetación, y como los incendios pasan a ser más virulentos, con llamas más altas que dificultan más su extinción. Así que los bomberos forestales notamos en primera mano los efectos negativos del cambio climático”, denuncian.


Pese a que el riesgo va en aumento y las condiciones empeoran, desde el sector subrayan que el ‘Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia’ “es prácticamente un copia y pega del año anterior, con la única diferencia es que el personal que en el 2019 trabajó cinco meses este año trabaja seis, incorporándose el 11 de mayo para colaborar en las tareas de prevención”. “Pero sin herramientas no se hace nada”, esgrimen.


A renglón seguido, ponen sobre la mesa el problema de las bajas que no se cubren, pese a que en muchos casos las ausencias son de larga duración y la existencia de “brigadas inoperativas porque falta el Jefe de Brigada o el BF conductor”, además de motobombas paradas por falta de BF motobombistas, o puntos de vigilancia cerrados “porque los vigilantes fijos tienen que cubrir la alta de emisoristas”. “Y los convenios con los concellos muchos todavía están con la selección de personal, con lo que si comienzan el 1 de agosto ya sería un logro”, dicen desde APROPIGA.



Pues con todos estos hándicaps, los trabajadores de un servicio tan importante para Galicia como es el de la lucha contra los incendios se enfrentan esta temporada a fuegos devastadores que solo en la última semana han afectado a municipios como Verín, Viana do Bolo o Monterrei, este último el mayor del verano (720 hectáreas) que todavía permanece activo, aunque controlado. Incendios que, por otro lado, los primeros indicios señalan que fueron provocados. El 1 de agosto comienza la huelga indefinida y en la Xunta no han mostrado voluntad de desbloquear la situación. Ahora, los que están que arden, son los técnicos de prevención de incendios con el Gobierno de Galicia. 

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