sábado, 27 de abril de 2024 04:31
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​Los líos en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, una tradición que viene de muy lejos

No es la primera vez, ni será la última, que la elección de un presidente estadounidense acaba en los tribunales por la negativa de algún candidato a aceptar el resultado de las urnas

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Ni es la primera vez, ni será la última. La disputa electoral que se está produciendo en Estados Unidos tiene en vilo a todo el mundo. La velocidad en la transmisión de la información y el hecho de que uno de los candidatos, Donald Trump, lleve meses diciendo que si pierde no aceptará el resultado electoral si le es adverso y ahora haya anunciado que habrá batalla legal, ha llenado de incertidumbre no solo a Estados Unidos, sino al mundo entero.


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Sin embargo, no es la primera vez que algo así sucede en la llamada mayor democracia del mundo. En varias ocasiones, la igualdad entre los candidatos a la presidencia del país ha obligado a que la decisión final tardara en darse a conocer más de lo habitual. Y, en una ocasión, esa disputa acabó en una guerra. Fue en 1860.


En aquella ocasión, el republicano Abraham Lincoln superó a sus rivales. Pero los estados del sur se negaron a reconocer la victoria del presidente que quería acabar con la esclavitud y consideraron ilegítima su elección. La disputa fue una de las razones que llevó al país a una sangrienta guerra civil. La clave en aquella ocasión fue que el país estaba claramente dividido por líneas geográficas continuas y la unidad entre los estados confederados era muy fuerte, por lo que  se alzaron en armas con el principal argumento de la defensa de su teórico derecho a tener esclavos.


Ya anteriormente, en 1800, los candidatos Thomas Jefferson y Aaron Burr recibieron el mismo número de votos del Colegio Electoral. Todo se tuvo que resolver en una sesión especial de la Cámara de Representantes. Tras 36 votaciones, el Partido Federalista, que controlaba la Cámara, eligió a Jefferson como tercer presidente de Estados Unidos, y a Burr, vicepresidente muy a su pesar. La amistad entre ambos se rompió y Burr acabó matando en un duelo al líder en la Cámara del partido que le había impedido alcanzar la presidencia.


Años más tarde, en 1824, Andrew Jackson ganó el voto popular a John Quincy Adams, pero no la mayoría en el Colegio Electoral, que fue para su rival. Y de nuevo tuvo que ser la Cámara, aplicando un procedimiento constitucional, la que decidió que la presidencia iba a parar a Adams.


RECUENTOS DISTINTOS

Más extravagante fue lo ocurrido en 1876. En plena reconstrucción tras la guerra civil, los republicanos dominaban los estados del norte que habían apoyado la guerra y los del sur con más afroamericanos, mientras que los demócratas concentraban sus votos en los estados del norte que no fueron partidarios de la guerra y los estados de mayoría blanca del sur. El gobernador de Ohio Rutherford B. Hayes fue el candidato republicano, y el gobernador de Nueva York Samuel Tilden, el demócrata.


Las denuncias de acoso por parte de los demócratas a los votantes afroamericanos republicanos  del sur enturbiaron las elecciones y los estados de Florida, Luisiana y Carolina del Sur, con gobernadores republicanos, y viendo que iba a ganar el candidato demócrata, optaron por invalidar los votos suficientes para dar la vuelta al número de electores de cada bando y lograr que Hayes ganara por una exigua mayoría de 185 a 184 a Tilden en el Congreso Electoral. Así que el Congreso recibió dos recuentos diferentes y contradictorios. Para salir del embrollo, se creó una comisión especial que finalmente le dio la victoria al republicano. Los demócratas prefirieron no mantener la batalla a cambio de la firma del Compromiso de 1877 para acelerar la reconstrucción y acabar con la ocupación militar de los estados del sur.


COMPRA DE VOTOS

En 1888, las papeletas del voto eran repartidas por los propios partidos políticos. Y eso provocaba la aparición de aquellos ciudadanos que vendían su voto al mejor postor. Los republicanos implantaron en algunos estados un sistema de compra de votos. Los demócratas descubrieron el pastel y lo denunciaron, pese a lo cual su candidato, Grover Cleveland, fue derrotado. Sin embargo, aquellos sucesos tuvieron tal impacto que a partir de entonces se optó por la adopción del voto secreto que se ha mantenido hasta hoy día.


KENNEDY CONTRA NIXON

También en el siglo XX se produjeron situaciones parecidas. La más significativa tuvo lugar en 1960, cuando John F. Kennedy y Richard Nixon pugnaban por la presidencia. Las votaciones dieron un resultado tan ajustado, menos de 100.000 votos, un 0,02 %, a favor de Kennedy, que muchos republicanos optaron por denunciar un presunto tongo. Texas e Illinois centraron la atención, sobre todo en la zona sur de Chicago, ciudad liderada por un alcalde demócrata.

Kennedy   Nixon



La prensa de tendencia republicana hizo sus investigaciones y concluyó que había habido fraude. Pero ni el partido republicano ni Richard Nixon quisieron impugnar las elecciones,así que John F. Kennedy alcanzó la presidencia. Y el resto es historia.


Más famosa se hizo la pugna entre Al Gore, demócrata, y George Bush, republicano. La tensión se centro en el estado de Florida, donde el gobernador era Jeff Bush, hermano del candidato republicano.


La diferencia de votos fue tan exigua a favor de Bush, que Al Gore pido un recuento manual ya que se descubrió que la papeleta usada para las elecciones, además de ilegal, había podido confundir a miles de votantes. Muchos de ellos, confundidos por el diseño de la papeleta, había dado su voto al candidato Pat Buchanan, del Partido Reformista, en lugar de a Gore, mientras que los lectores electrónicos habían dejado de contabilizar más de 60.000 votos por no haber sido correctamente perforados los agujeros del candidato elegido.


Así las cosa, se llevó a cabo un recuento manual de dichas papeletas, con imágenes que han pasado a la historia del personal examinando casi con lupa para saber qué candidato había sido elegido. El recuento duró hasta el 12 de diciembre, fecha en que el Tribunal Supremo del país dictaminó que el recuento se había acabado con la victoria mínima de Bush. Ganó por una diferencia de 537 votos en el estado de Florida.

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