La decisión de China de extender la Zona de Defensa Aérea incluyendo zonas marítimas reivindicadas por Japón y Corea del Sur, ha puesto de manifiesto las tensiones que existen entre estas tres naciones. Más allá de sus acuerdos comerciales, el hecho es que esa declaración es un salto cualitativo en las contradicciones intercapitalistas agudizadas por la profunda crisis del capitalismo.
La decisión de China de extender la Zona de Defensa Aérea incluyendo zonas marítimas reivindicadas por Japón y Corea del Sur, ha puesto de manifiesto las tensiones que existen entre estas tres naciones. Más allá de sus acuerdos comerciales, el hecho es que esa declaración es un salto cualitativo en las contradicciones intercapitalistas agudizadas por la profunda crisis del capitalismo.
Que no nos confunda la propaganda imperialista, el acuerdo del G 8 con Iran, avalado por Rusia y China, no es una victoria de los EE UU, sino que tras el fiasco de Siria, es un intento defensivo del que las revoluciones árabes no son ajenas sino detonantes (el motor de la historia es la lucha de clases), de desactivar el conflicto en Oriente Próximo, aunque le suponga un enfrentamiento con sus viejos aliados Israel y Arabia Saudí: Obama sabe que no está en juego el control del petróleo, sino de algo mucho más grande, el mercado mundial y que éste no se juega en Oriente Próximo sino en Extremo Oriente. Por ello, lo que hasta ahora eran disputas diplomáticas y comerciales, pasan al terreno de las demostraciones de fuerza, en una tendencia peligrosa para la paz mundial.
Lenin afirmaba en El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo que el mundo ya estaba repartido, "? de modo que lo que en adelante puede efectuarse son únicamente nuevos repartos, es decir, el paso de territorios de un "amo" a otro, y no el paso de un territorio sin amo a un "dueño".
Para ello, las demostraciones de fuerza toman, en principio, la forma de simples roces territoriales, "guerras comerciales y diplomáticas" como afirmaba Trotski, pero con la agudización de la crisis ?la reducción del mercado mundial-, la tendencia es a que estas demostraciones pasen de los despachos y las bolsas, a las armas.
Como dice Lenin en la obra citada: "Lo característico para el imperialismo consiste precisamente en la tendencia a la anexión no sólo de las regiones agrarias, sino también de las más industriales (apetitos alemanes respecto a Bélgica, los de los franceses en cuanto a la Lorena), pues, en primer lugar, el reparto definitivo de la Tierra obliga, a proceder a un nuevo reparto, a tender la mano hacia toda clase de territorios; en segundo lugar, para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento de su hegemonía (para Alemania, Bélgica tiene una importancia especial como punto de apoyo contra Inglaterra; para Inglaterra, la tiene Bagdad como punto de apoyo contra Alemania, etc.)". (el subrayado es mío).
Una recomendación, hay que quitar del imaginario colectivo la asociación imperialismo=EE UU, eso no tiene nada que ver con el marxismo y menos con el leninismo. El imperialismo es una fase, la fase que abre la decadencia del capitalismo, no la política de una/s nación/es y las demás no. Todas las naciones del mundo son, en potencia, imperialistas ?es decir, dominio del capital financiero como lo definió Lenin, fusión del capital bancario, industrial y comercial en algo superior, los truts, los cartels o las multinacionales-; solo que por la fuerza militar y diplomática se produce una división, estableciéndose una jerarquía entre las potencias dominantes y las semicolonias.
El drama del capitalismo imperialista es que la crisis actual pone todo el esquema y las jerarquías construidas desde la II Guerra Mundial pata para arriba, abriendo toda una época de cambios que solo la fuerza determinará cuál es el futuro.
Los actores actuales
De la misma manera que a finales del siglo XIX y comienzos del XX los protagonistas de ese "nuevo reparto" fueron unas naciones muy concretas, los "emergentes" EE UU, Alemania y Japón, por un lado, y los "viejos" imperios con Gran Bretaña y Francia a la cabeza, además de las totalmente decadentes Rusia, España y Austrohungria, hoy nos encontramos con algunos nuevos actores.
China, su burguesía apoyada en el mejorado ejército heredado del Estado Obrero, es una economía emergente que hoy es la fábrica y el banquero del mundo ?tiene en sus reservas 3 billones, europeos, de dólares- con su espacio vital de expansión para sus mercancías y el acceso a materias primas constreñido por las limitaciones de sus aguas territoriales. En todas direcciones choca con las aguas de otros países, desde Japón hasta Vietnam, pasando por Taiwan y Filipinas. Enfrente están Corea del Sur, país dependiente militarmente de los USA y Japón, la que fuera la segunda economía del mundo, lleva estancada desde que a comienzos de los 90 estallara su burbuja especulativa.
En medio, los EE UU, la actual potencia dominante del mundo, pero en decadencia desde hace años. Los conflictos internos entre los diversos sectores de la burguesía norteamericana han certificado esa decadencia, al paralizar su economía durante 15 días. De ésta manera se puso blanco sobre negro la debilidad del dólar para ser la moneda referente/refugio que hasta ahora era, agudizando su tendencia a la quiebra y provocando miedo en todos los tenedores de deuda publica norteamericana.
Así, recientemente, China y la UE han firmado un acuerdo de divisas para realizar el comercio entre ambas potencias en yuanes y euros, sin tener que recurrir al dólar. En los últimos años se han firmado acuerdos de similares características entre China con: Alemania, Rusia, Brasil, Australia, Japón (y éste a su vez con India), Chile, Emiratos Árabes Unidos, en una tendencia mundial a alejarse del dólar, lenta pero constantemente, que en cualquier momento puede convertirse en estampida. Si esto sucediera, y el rescate de la otrora capital industrial yanki, Detroit, ahogada por las deudas (13 mil millones de euros) lo preanuncia, la demanda de dólares se desvanecería, y la economía norteamericana basada en la maquina de hacer dinero para financiar la grandiosa deuda (16 mil millones), griparía. El dólar, protegido por los marines, es la base material de la dominación del mundo por los USA; su papel como moneda referente tras la desaparición en 1972 del patrón oro, le reporta como comisión del trafico comercial el 6% del PIB mundial, sin hacer otra cosa que emitir moneda para los pagos internacionales. La perdida de éste papel central, los dejaría como una más en la competencia interimperialista.
La lógica de esta tendencia la definió el presidente chino: el mundo no puede estar pendiente de los "conflictos domésticos" de los EE UU (los billones de dólares se le convertirían en papel mojado), y que por lo tanto hay que ir a una "desamericanización", en un camino que reconoce incluso el "teórico" del siglo americano, Z Brzezinski. No es que quieran ir hacia ahí, ninguno de ellos esta preparado para sustituirles, sino que la decadencia es un fenómeno objetivo y se ven obligados a buscar alternativas. Por ello, para garantizar la estabilidad de los intercambios comerciales, los BRICS proponen una "canasta de monedas" que sustituya al dólar, referenciada al oro y ya han constituido su Fondo de Reservas para la crisis (una especie de Banco Mundial o FMI).
Esta la clase obrera preparada para la agudización de los conflictos
La crisis ha cerrado una etapa de más de 20 años de crecimiento económico y de paz social tras las guerras que trajeron consigo la restauración del capitalismo en los ex estados obreros burocráticos. Una etapa caracterizada por el dominio casi absoluto de los EE UU, del neoliberalismo como ideología y de la desregulamiento casi total de las relaciones sociales, salvo para rescatar bancos y grandes empresas.
En todo este periodo de individualización de las relaciones sociales, la clase obrera retrocedió a su fase de clase en si, es decir, perdió toda perspectiva de una alternativa global al capitalismo, refugiándose en luchas sectoriales, en el sindicalismo en el mejor de los casos, o en el nacionalismo de todo signo. Aunque llevamos más de 6 años de crisis profunda, la inercia de la paz social, del sindicalismo? de pérdida de proyecto social alternativo no solo se mantiene, sino que es una de las trabas fundamental para enfrentar los conflictos que la decadencia del imperialismo, y por definición, de la potencia que mejor lo encarna, EE UU.
La inercia se expresa entre las masas trabajadoras en la confianza, secreta o publica, de que de ésta crisis se sale sin necesidad de grandes conflictos, que más tarde o más temprano el sistema recuperará el equilibrio y creará riqueza, por lo que basta con "defenderse" de los sectores más salvajes del capital. Esta confianza es alimentada desde los medios de comunicación de masas, ofreciendo dos versiones, una, a pesar de todo, las cosas siguen como estaban solo que un poco peor, dos, entre las potencias capitalistas no hay grandes contradicciones, solo desacuerdos puntuales. Todo para desarmar a las poblaciones ante lo ineludible, que el capitalismo se construyó a sangre y fuego, sobre la guerra constante, y que solo así morirá. Desde el siglo XV cuando el capitalismo comienza a dar sus primeros pasos hasta 1945, Europa, su cuna, no conoció ni un solo año sn guerra, que en la mayoría de las ocasiones eran guerras mundiales, por las colonias africanas, americanas o asiáticas. Y desde la caída del muro de Berlín, las guerras volvieron a Europa (los Balcanes) y nunca dejo de haberlas en Oriente Próximo.
Por ello, la "desamericanización" no va a ser un proceso pacifico en el que los USA cedan su trono a las potencias que lo pretenden ni, por el contrario, los USA mantendrán eternamente su poder. Nunca existió nada que no pereciera y el "imperio" de los USA esta en el comienzo de su final. De la misma manera que llegaron a la cúspide pasando de potencia emergente a potencia dominante, sucesora de Gran Bretaña, a lo largo de medio siglo de guerras: su puesta de largo en la arena mundial fue la guerra de Cuba y Filipinas, por las que las arrebató a España; las nuevas potencias emergentes que detectan su debilidad tendrán que imponer por la fuerza su dominio. Nadie les va a regalar nada.
Al igual que ni Gran Bretaña ni Francia cedieron ante los "emergentes" de aquella, los ya mencionados USA, más Alemania y Japón ?este en 1905 había derrotado ignominiosamente al decrépito imperio zarista-, los USA no va a abandonar la escena pacíficamente? los tendrán que echar por la única vía que los capitalistas conocen, por la fuerza.
De hecho, una de las precondiciones para que el capitalismo resuelva la profunda crisis que le atenaza es la de resolver quien tiene el mando de la situación mundial; desgobierno que tras humillación en Siria del trio Obama-Cameron-Hollande se ha agudizado. Este desgobierno ha abierto la puerta para una reorganización de las relaciones intercapitalistas, que significaría la reordenación de los sectores del capital que dominaran la economía mundial.
Esta claro que hoy por hoy la clase obrera, ni sus organizaciones, están preparadas para enfrentar la agudización de las tensiones intecapitalistas; encerrados en el sindicalismo o el nacionalismo, no perciben que la disyuntiva "socialismo o barbarie" es concreta y actual, no una frase retórica con la que terminar los textos.
Que aviones de combate chinos, coreanos, norteamericanos y japoneses se encuentre en un mismo punto geográfico es todo un síntoma de a donde apuntan. No son una potencia abrumadoramente superior, los USA, frente a otras inferiores, colonias del imperialismo, como Irak, Somalia o Libia; sino que estamos hablando de potencias nucleares, con ejércitos modernos, donde el estadounidense puede ser el más avanzado, pero no es invulnerable frente a ellos; o alguien se cree que los Obamas, Cameron y demás recularon si no fuese porque entre sus buques de guerra y Siria estaban doce barcos de guerra rusos y una base militar suya: si ya no tenían ningún interés en acabar con la dictadura de Al Asad, la fuerza militar rusa los disuadió definitivamente. Estamos hablando de naciones con relaciones internacionales con otras potencias militares, entre las que se incluye la segunda del mundo, Rusia, muy reforzada tras la victoria moral en Siria.
Esta claro que hoy nadie quiere la guerra, porque el armamento nuclear en poder de todos ellos significaría su suicidio, lo que excluye a corto plazo un enfrentamiento frontal. Esto apunta a un aumento del desgobierno mundial, a una profundización de la crisis al no darle el remedio de shock que el sistema necesita, y la tendencia a enfrentamientos locales y a pequeña escala donde las potencias demuestren su poder: Alemania, antes de desatar la II Guerra Mundial ocupo Austria, Checoslovaquia, etc.; y Japón comenzó por Manchuria no por atacar directamente a los USA.
Pero la lógica del capitalismo, ajena a la voluntad de los individuos y las clases sociales, empuja inexorablemente al choque de trenes.
La clase obrera y sus organizaciones deben quitarse de la cabeza que esta crisis tiene una salida "pacifica", tanto por lo que hace a las conquistas sociales, contra las que ya han declarado una guerra social bajo el lema de "refundar el capitalismo"; pero tampoco esta "refundación" va a ser pacifica entre ellos. El choque entre las burguesías "emergentes" bajo la consigna del "espacio vital" y los viejos imperios en algún momento se producirá, como lo anuncia la declaración de China de la Zona de Defensa Aérea.
En ese momento, la clase obrera y sus organizaciones van a tener que saber diferenciar entre la guerra defensiva de una semicolonia frente a una ocupación imperialista, de lo que es una guerra expansionista entre una potencia emergente y los viejos imperios que se niegan a dejarle paso. Entender esta diferencia es clave para que la clase obrera no caiga ni en las trampas de una consigna nacionalista que encubre una política expansionista, ni, al contrario, que sobre la base de un supuesto democratismo, se apoyen las maniobras de los viejos imperios en defensa de sus posesiones.
El pueblo que olvida su historia condenase a repetirla. La Alemania nazi tapó su expansionismo por un nacionalismo que, como toda mentira, tenía gotas de verdad: era cierto que el Tratado de Versalles y las reparaciones de la I Guerra era draconianas para el pueblo alemán, que Austria era parte del mundo germánico, que en Checoeslovaquia y Polonia las zonas alemanas eran tratadas como de segunda? todo esto era cierto. Pero esta funda nacionalista/victimista encubría un verdadero objetivo: la expansión del capitalismo alemán, solo que como dijo Lenin, el mundo estaba ya repartido? solo "cabían nuevos repartos".
La mejor herramienta para que la clase obrera esté preparada para los enfrentamientos y conflictos que están por venir, es la recuperación de los criterios marxistas y leninistas de independencia de clase frente a todas las opciones burguesas y pequeño burguesas, de poner en el centro las preguntas: dónde esta la clase obrera y cuál es la mejor táctica para que ésta avance en el único camino que resuelven estos conflictos, la toma del poder y la revolución socialista.
Galiza, a 7 de diciembre de 2013
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