martes, 19 de marzo de 2024 12:35
Sociedad

Dolor de cabeza, náuseas o escalofríos, principales síntomas de la hipertermia

Dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, piel seca y enrojecida, calambres musculares en brazos, piernas o vientre, desorientación, perdida de conciencia o confusión y no sudoración ante las temperaturas altas, son los principales síntomas de la hipertermia, una complicación que puede provocar un golpe de calor y originar un fallo orgánico irreversible.

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Dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, piel seca y enrojecida, calambres musculares en brazos, piernas o vientre, desorientación, perdida de conciencia o confusión y no sudoración ante las temperaturas altas, son los principales síntomas de la hipertermia, una complicación que puede provocar un golpe de calor y originar un fallo orgánico irreversible.


Así lo ha comentado la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que recuerda que las personas mayores son el grupo de más riesgo de sufrir uno de estos episodios relacionados con las altas temperaturas, debido a que suelen olvidarse de beber porque tienen una menor sensación de sed que el resto de la población.


Esto hace que la rapidez de la deshidratación en los ancianos sea mayor, incrementándose además en los casos de las personas que padecen sobrepeso, enfermedades crónicas o que están medicadas.


"Nuestro organismo está preparado para mantener una temperatura casi constante; alrededor de los 36-37 grados centígrados, cuando la temperatura externa es elevada, y aún más si la humedad del ambiente es alta o si se está realizando algún ejercicio o actividad física, se pueden sufrir agresiones térmicas que podrían derivar en situaciones de alto riesgo para la vida", ha explicado el presidente de la SEGG, José Antonio López Trigo.


El golpe de calor "no tiene nada que ver" con los sofocos o con el bochorno, ya que se produce cuando la temperatura corporal sobrepasa los 40 grados y el cuerpo es incapaz de eliminar el exceso de calor. "Cuando la temperatura de nuestro cuerpo rebasa los 41 grados se produce una hipertermia, superando los mecanismos de regulación térmica de los que dispone nuestro organismo y originando el temido golpe de calor, situación en la que el organismo ya no puede responder a las altas temperaturas con repercusiones tan graves que podría llevar a un fracaso orgánico irreversible", ha apostillado.


De hecho, el principal mecanismo ante un incremento de la temperatura corporal es una dilatación de los pequeños vasos periféricos que favorece el paso de la sangre por la piel. Esto, unido a un aumento de la sudoración, hace que se pierda calor por evaporación, lo que puede llevar a una perdida "importantísima" de líquidos que repercute a nivel de los diferentes órganos como, por ejemplo, el riñón, corazón o cerebro.


Además, si la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, se entra en una situación de deshidratación, la tensión arterial desciende, aparece sensación de debilidad e incluso calambres musculares.


Si esta situación no se corrige a tiempo y progresa, se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal asciende progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, entrando en hipertermia y, si este proceso continúa, se llega a una situación de 'shock' en la que sucede un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma.


Para evitar todos estos problemas a las personas mayores, la SEGG ha recomendado tomar muchos líquidos, realizar comidas ligeras, evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, no realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor, mantener la casa fresca y ventilada, no permanecer en vehículos estacionados o cerrados y evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros.


"En caso de producirse un golpe de calor, y mientras esperamos a los servicios de urgencias, tenemos que actuar como cuando una persona tiene 40 de fiebre, es decir, intentaremos bajar la temperatura, y para ello podemos utilizar paños de agua fresca y aplicarlos en la frente, en la nuca o en los pulsos. También es recomendable actuar como en un caso de bajada de tensión, que la persona esté tumbada, con las piernas levantadas, y hacerle beber líquidos poco a poco, por ejemplo agua con un poco de sal y azúcar, o alguna bebida isotónica", ha zanjado López Trigo.

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