Roberto Fernández Díaz, Premio Nacional de Historia: "La historia enseña que siempre hay espacio para el diálogo"

El rector de la Universidad de Lleida, Roberto Fernández Díaz, galardonado con el Premio Nacional de Historia de España 2015 por su obra 'Cataluña y el absolutismo borbónico', ha defendido este jueves la historiografía entendida como una ciencia en la que aplicar el método científico para salvar la subjetividad y en la que se debe huir de la manipulación.

En declaraciones a Europa Press, Fernández Díaz ha usado una frase del final de su libro para defender al "historiador en el silencio de las pasiones", una figura alejada de la instrumentalización pública y política de los hechos históricos.

La obra galardonada comenzó a gestarse hace siete años, por lo que ha desvinculado cualquier relación con el desafío soberanista actual en Cataluña y ha eludido pronunciarse al respecto. El Premio Nacional de Historia 2015 ha precisado, en cualquier caso, que hacen falta unos cien años para empezar a hablar de garantías en un proceso histórico, algo que no hace la historiografía sino que especular al respecto entraría dentro del ensayo político o periodístico.

"La historia enseña que siempre hay espacio para el diálogo", ha señalado a Europa Press Fernández Díaz, "y que los enfrentamientos conducen a la sectarización de las sociedades humanas".

Preguntado por si existe una manipulación en la historia de Cataluña encaminada a fomentar los sentimientos nacionalistas, el rector de la Universidad de Lleida ha recordado que "todo poder establecido" tiene tendencia "siempre" a "intentar que el conocimiento histórico legitime su posición de poder". Y a la inversa, ha subrayado, quienes defienden las posiciones contrarias tienen la misma tentación.

La historia, ha dicho, es "un elemento muy sensible" sobre el que existe "la tentación de entrar en ella para manipularla según los propios intereses".

Fernández Díaz ha restado importancia a que el premio coincida en el tiempo con el desafío soberanista en Cataluña y ha defendido la independencia de los trece miembros del jurado, la mayoría de ellos catedráticos e historiadores.

El jurado ha valorado su "excelente revisión en torno a un importe debate historiográfico y por la aplicación rigurosa de la metodología crítica y profesional frente a la instrumentalización pública y política de los hechos históricos".