LA SEGUNDA VUELTA

Puesto que tenemos que volver a visitar de nuevo nuestro colegio electoral porque los actuales "barandas de la cosa parlamentaria" no saben cómo ponerse de acuerdo, y es tal la soberbia o la indolencia que acompaña a los dos principales partidos amantes de volver a votar, no estaría de más que las actuales Cortes incluyeran entre sus deberes legislativos, para que su trabajo no haya resultado estéril, una pequeña reforma constitucional, en la que se legisle sobre lo que, en muchos países --por ejemplo Francia, y por qué no, la lejana pero hermana de sangre Perú a la que casi siempre ninguneamos-- ya es algo habitual, por su utilidad democrática manifiesta: La segunda vuelta electoral.

Vamos, que estos padres de la patria nos regalen, al menos, esa modesta opción electoral, ya que cobran pero que no trabajan ( porque trabajar no consiste, en tiempos de zozobra, en hacerle la puñeta al adversario político para "más-fastidiar" ,incluso a tus propios votantes), ya que, si lo llegan a hacer, con la rapidez que Zapatero y Rajoy se pusieron de acuerdo tras "la carta ultimátum" de la UE para reformar leve, pero significativamente la Constitución, esa Segunda Vuelta nos daría a los ciudadanos la oportunidad, sí o sí, de formar gobierno en segunda instancia, sin tener que depender de quiénes han demostrado no saber cómo resolver unos pactos de Perogrullo que en el decir populista "a la mano cerrada le llamaba puño".

Así que, queridos señores de los partidos políticos, sean honestos y devuelvan a los ciudadanos parte de la prerrogativas que les hemos confiado, y déjennos a nosotros, tras una primera votación, con resultados semejantes a los que todos conocemos y lamentamos, poder elegir a aquel o aquella que ha de gobernarnos en segunda vuelta, sin que los que se inhiben o quieren imponernos la versión bolivariana de la sociedad, sean los que condicionen al que "nosotros y solo nosotros" elijamos para formar gobierno. Porque, a la vista de lo que ha pasado, uno puede llegar a imaginase cómo acabaríamos en este país si hoy fuera 14 de Abril y tuviéramos una República en la que votar a un Jefe del Estado de consenso. A este paso, con semejantes dirigentes políticos, Felipe VI vería subir al trono a su biznieta con total seguridad y los republicanos como yo, nos moriríamos con las ganas de vitorear a un nuevo Manuel Azaña, y que conste que no me quejo de cómo lo está haciendo el actual monarca.