El Madrid encarrila la eliminatoria

El Real Madrid ha solventado con destreza el primero de los dos partidos de su eliminatoria de octavos de final de Liga de Campeones contra el Nápoles, venciendo por 3-1 en un partido muy convincente de los de Zidane.

El partido, sin embargo, ha empezado en susto cuando, en el minuto 8, Lorenzo Insigne ha puesto toda su calidad en un solo instante: ha cogido un balón en tres cuartos de cancha y le ha pegado de primeras, con rosca pícara al palo largo, un golpeo precioso que Keylor jamás atajó. Para unos ha sido fallo posicional del portero, para otros genialidad de Insigne.

A partir de ahí, el dominio del Madrid ha ido creciendo, y ha terminado siendo un partido plácido. En el minuto 18, un centro de exterior, muy técnico, sorprendente porque lo ha dado Carvajal, lo ha rematado Benzema para empatar el partido en lo que ha sido la descarga de desfibrilador que necesita de vez en cuando el francés para espabilar.

Cristiano ha firmado un partido espectacular, precisamente por hacer lo que nunca hace: jugar, distribuir y hacer jugar a los demás. En este sentido, en el minuto 49 ha asistido el segundo gol del Madrid, desbordando fácil, como él sabe, y haciendo el pase atrás para que Kroos remate como él también sabe y como nunca hace: fuerte y pegada al palo. 

Cómo habrá sido la cosa para que, en el minuto 59, el gol del partido lo marque... Casemiro. Un zurriagazo después de un rebote, sin dejarla caer, desde fuera del área, de estas pelotas que dibujan una parábola de arriba a abajo y para adentro. 

La victoria es el resultado de lo abrumador que puede llegar a ser un equipo con la potencia del Real Madrid, pero el Nápoles ha dejado una sensación de tener aún mucho por jugar. No están muertos, como tampoco lo está la eliminatoria.