sábado, 20 de abril de 2024 06:57
Economía

El escándalo Volkswagen, seis meses después

El masivo fraude en las emisiones de los moteres del grupo Volkswagen estalló en septiembre de 2015. El fabricante se enfrenta a multas multimillonarias en EEUU. En Europa, los afectado todavía están pendientes de que sus vehículos sean llamados a taller.


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El escándalo de manipulación de emisiones del grupo Volkswagen estalló en septiembre de 2015. Según la agencia Bollmberg, el fabricante alemán está negociando con las autoridades estadounidenses el establecimiento de un fondo de recuperación nacional y otro para el estado de California. Este fondo, que será administrado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), tendrá como objetivo promover el transporte limpio en EEUU, mientras que el californiano se encargará de la promoción de vehículos de cero emisiones.


El acuerdo ayudaría a Volkswagen a resolver un proceso civil del Departamento de Justicia y superar un obstáculo clave: los 46.000 millones de dólares (41.000 millones de euros) en multas. Una cantidad que se queda a mucha distancia de los 6.700 millones de euros que la compañía previó en un principio para hacer frente a los costes de reparación de 11 millones de vehículos.


En Europa las acciones legales son, por el momento, de menor escala. En Alemania, por ejemplo, Volkswagen se enfrenta a un proceso de 3,3 mil millones de euros, promovido por 278 accionistas, que alegan que la empresa tardó demasiado tiempo en dar explicaciones sobre el escándalo de las emisiones en los motores diésel.


También hay demandas individuales, aunque de momento no están teniendo demasiado éxito. El pasado miércoles, un tribunal alemán rechazó una de las muchas peticiones de clientes que quieren devolver sus coches. El tribunal alemán considera que la reparación del vehículo implica un coste inferior al 1% del precio de compra, por lo que “no está justificada la devolución ni la anulación del contrato de venta”.


Y es que el grupo tampoco parece que tenga intención de hacer nada al respecto. Tras la reunión de enero entre el presidente de la compañía, Matthias Müller, y la comisaria europea de Industria, Elzbieta Bienkowska, éste dijo que "En Europa nos estamos concentrando en el proceso de reparación y servicio", y apuntó que la situación en Estados Unidos y Canadá "no es comparable automáticamente" con otros mercados mundiales.


A pesar de que el grupo Volkswagen está envuelto en el mayor fraude de la industria automovilística de todo el mundo, la empresa se mantiene como líder de ventas de vehículos ligeros en la Unión Europea, aunque con un ritmo de crecimiento lento. En febrero, Volkswagen creció un 8%, pero perdió cuota de mercado con respecto a sus competidores.


Ahora mismo, parece que la preocupación más importante del grupo es que el escándalo desaparezca pronto de la opinión pública. No en vano, es la primera vez que la empresa se cuela en la lista de las más odiadas. Al asumir el cargo, Matthias Müller, presidente ejecutivo de Volkswagen, anunció un recorte en la inversión mundial de la compañía hasta 2020, con un ahorro de mil millones de euros por año. Su antecesor, Martin Winterkorn --que dimitió a finales de septiembre de 2015--, se había comprometido a invertir 86 mil millones de euros a nivel mundial.


EL FRAUDE



La compañía alemana estuvo manipulando las pruebas para las emisiones contaminantes de sus coches diésel en EEUU durante siete años. Este fraude permitía a los vehículos detectar cuándo estaban siendo sometidos a una medición de emisiones y alterar el resultado a su favor. Para ello, la empresa diseñó un software específico.


Entre 2009 y 2015, el grupo instaló este software fraudulento en 11 millones de automóviles diésel de cuatro cilindros de la marca Volkswagen y Audi. Este programa tenía en cuenta una serie de factores como la posición del volante y la velocidad para identificar qué se estaba haciendo con el coche. Si el software detectaba que el coche estaba siendo sometido a un control de emisiones, éste disminuía las emisiones durante la prueba y así cumplir con los estándares de la EPA.


En 2008, tras un cambio de legislación, los estándares en las emisiones se volvieron más restrictivos en EEUU. Muchos vehículos necesitaron un sistema que utiliza un catalizador químico que evita que el combustible no quemado no llegase al tubo de escape, conocido como Adblue. Volkswagen alegó que sus coches no necesitaban ese sistema.


Ante los impecables resultados de los vehículos alemanes, el Consejo Internacional de Transportes Limpios (The International Council on Clean Transportation) ordenó en 2013 que la Universidad de West Virginia un estudio de estos vehículos. En principio, sin mala intención.


Durante el estudio detectaron el fraude. Por eso pusieron en conocimiento de los resultados tanto a la EPA como al grupo Volkswagen. La compañía negó la mayor y alegó que los expertos se habían equivocado. Pero no pudieron mantener la farsa mucho tiempo más y tuvieron que admitir el fraude.



En un principio dijeron que el software “defectuoso” afectaba a 482.000 vehículos y se comprometían a “arreglarlos”. En septiembre de 2015 la compañía no tuvo más remedio que admitir que el fraude había sido totalmente intencionado. Unos días después, la EPA hizo públicos los resultados y el escándalo estalló. “La hemos cagado por completo”, reconoció Michael Horn, jefe de la compañía en EEUU.


UNA COMPENSACIÓN COMO EN EEUU


En España, en la que hay cerca de 700.000 coches con motores trucados, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) mantiene una acción colectiva contra el grupo Volkswagen-Audi España SA para reclamar compensaciones económicas.


Hasta el 1 de abril, la organización ofrece un número de teléfono gratuito (900 907 037) y un formulario en el que los afectados pueden informarse sobre el tema y cómo sumarse a la campaña ‘Movilízate’, por la que se reclaman compensaciones de 1.000 euros por cada afectado.


OCU asegura que han sido numerosos los intentos de encontrar vías de cooperación y resarcimiento de los derechos de los consumidores afectados con el Grupo Volkswagen-Audi.


"Sin embargo, ni a través de las reuniones canalizadas a través de la Oficina Europea de Consumidores (BEUC) ni tras la única reunión a la que accedió el grupo hace ya un mes, se ha obtenido una respuesta positiva, ni tan siquiera una voluntad real por parte del fabricante de vehículos de resarcir a los afectados por los daños y perjuicios causados por su actuación culposa", señala.


El procedimiento judicial colectivo es el primero que se inicia en Europa contra el fabricante alemán y se pone en marcha seis meses después de que estallara el escándalo, explica.


Hasta la fecha, la "inmensa mayoría de perjudicados" no ha visto reparados sus coches ni ha recibido compensación alguna por los daños y perjuicios causados, "a diferencia de lo que ha ocurrido en Estados Unidos, donde la firma alemana de forma voluntaria ha puesto en marcha un plan de compensación para los clientes norteamericanos que ha negado a sus clientes en Europa". Hay que tener en cuenta que la empresa dijo en octubre de 2015 que las revisiones de los vehículos afectados empezarían en enero de este año




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