El Banco de España cree que el impuesto a la banca puede reducir la capacidad de resistencia del sector
Reconoce que la banca tiene mayor presión fiscal, pero que de momento el impacto ha sido limitado sobre beneficios y rentabilidad
El Banco de España comparte las consideraciones que el Banco Central Europeo (BCE) realizó sobre el nuevo diseño del impuesto a la banca, aprobado a finales de 2024, en las que advierte que el gravamen puede reducir la capacidad de resistencia del sector bancario frente a perturbaciones y que podría conllevar "efectos económicos adversos".
Es la principal conclusión que el supervisor bancario incluye en su Informe de Estabilidad Financiera de Primavera sobre el nuevo impuesto a la banca, que ya pasa de ser una prestación patrimonial no tributaria a un impuesto como tal, incluye deducciones por el tributo a través del Impuesto sobre Sociedades y una escala progresiva en función de los ingresos obtenidos.
En concreto, el Banco de España afirma "compartir" el análisis que el BCE elaboró a finales de 2024 sobre las consecuencias de la aplicación del nuevo impuesto sobre la estabilidad financiera y siguiendo la labor del organismo europeo de supervisión prudencial de las entidades y de política monetaria.
Así, el BCE alertaba del posible impacto sobre la resistencia de la banca española frente a perturbaciones y de los efectos adversos que podría suponer el impuesto al "limitar la capacidad de las entidades de conceder crédito y contribuir potencialmente a unas condiciones menos favorables para los clientes de los préstamos y otros servicios".
El BCE valoraba que se hubiera introducido un mecanismo de deducción extraordinaria en el nuevo impuesto, ligado a la rentabilidad, puesto que mitiga los posibles efectos negativos del impuesto. Sin embargo, a ojos del supervisor europeo, esta mitigación solo se produce en circunstancias de rentabilidad negativa o baja, y de modo parcial en este último caso", por lo que cree no se evita completamente que el impuesto disminuya la capacidad de las entidades de acumular capital en estas circunstancias.
Además, insiste en que esta deducción no se aplicaría en periodos de alta rentabilidad, lo que supondría limitar la capacidad de acumular capital de forma preventiva frente a futuras perturbaciones.
El BCE considera también que el impuesto, al igual que otros de este tipo establecidos por otras autoridades domésticas de la Unión Europea, puede dar lugar a la "fragmentación del sistema financiero europeo y menoscabar la igualdad de condiciones en la unión bancaria".
Por último, el supervisor europeo sostiene que la aplicación de una escala progresiva puede producir "asimetrías competitivas" en función del tamaño de las entidades.
Ante esta situación, el BCE ha aconsejado que se realice un seguimiento "continuo" de las implicaciones del impuesto desde el punto de vista de la estabilidad financiera.
APLICACIÓN DE AMBOS IMPUESTOS
Aunque el Banco de España no lo recoge en su informe de estabilidad, el Gobierno, en el decreto ómnibus de 23 de diciembre que fue rechazado el pasado mes de enero por el Congreso, sí señala que el BCE advirtió de otra cuestión: la contabilización en este ejercicio de 2025 del gravamen a la banca y del nuevo impuesto.
Se trata de una circunstancia que se derivó de la diferente redacción del gravamen temporal y del nuevo impuesto en lo relativo al periodo impositivo y al devengo, haciendo coincidir el cómputo en las cuentas de los bancos de ambas figuras en el mismo ejercicio.
Es decir, tal y como estaba redactado el texto del nuevo impuesto antes del 23 de diciembre de 2024 suponía que las entidades tenían que contabilizar los dos gravámenes en el ejercicio de 2025, aunque el temporal se pagase en 2025 y el nuevo impuesto ya en 2026.
Con el decreto ómnibus, y advertido por el BCE, el Gobierno quiso evitar que los bancos tuviesen un impacto "sustancial" en sus cuentas anuales por las figuras, estableciendo que el devengo tuviera una configuración "más próxima" a la estructura del gravamen temporal y conseguir así una transición entre ambas figuras.
Sin embargo, el rechazo en el Congreso a este decreto dejó en el aire la contabilización del gravamen temporal de 2024, mientras la banca ya está contabilizando en sus resultados de 2025 el impacto del nuevo impuesto que abonará en 2026.
A principios de mayo, fuentes del Ministerio de Hacienda aseguraron a Europa Press que se estaba preparando la orden para proceder a contabilizar y pagar lo correspondiente por el gravamen temporal.
PRESIÓN FISCAL
El Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España resalta que la mayor presión fiscal sobre el sector bancario continúa "detrayendo una fracción limitada" de la mejora de los beneficios.
En concreto, expone que sin el impacto del gravamen extraordinario a la banca, aplicable tanto a los beneficios de 2023 como a los de 2024, el crecimiento interanual del resultado neto habría sido muy similar (del 21,7%), el retorno sobre activos (ROA) se habría situado en el 0,97% (frente al 0,93%) y la rentabilidad sobre fondos propios (ROE) en el 14,7% (frente al 14,1%).
"La sustitución de este gravamen por un nuevo impuesto prolongará el incremento de la presión fiscal sobre el sector al menos hasta 2026", explica.
Más allá del impuesto, el Banco de España resalta que la rentabilidad de la banca española está superando "de forma sostenida en el tiempo" a la de los otros principales sistemas bancarios de la UE, gracias principalmente al impulso del margen de intereses, que ayuda a compensar un coste del riesgo que se ha mantenido "relativamente estable" en los últimos años. También valora de forma positiva la eficiencia operativa del sector en España frente a la media de la banca europea.
En este contexto de mejora de beneficios y rentabilidad, el Banco de España señala que la distribución de resultados, mediante dividendos y recompras, aumentó en 2024 en términos absolutos y como porcentaje sobre los activos ponderados por riesgo y del beneficio.
Explica que el peso del beneficio distribuido al accionista sobre los activos ponderados por riesgo (APR) ha aumentado en 2024 hasta el 1,1%, "el valor más alto de los últimos años", lo que aumentaría el atractivo del sector bancario para los inversores. Esta mayor retribución al accionista se basa tanto en la mejora del beneficio como en el aumento de casi tres puntos porcentuales del 'pay out'.
"La contrapartida de esta mayor distribución de beneficios es un menor reforzamiento de la solvencia ante escenarios menos favorables para la rentabilidad bancaria", sostiene el supervisor.
"Si se cumplen las expectativas de los mercados y se consolida el descenso de los tipos de interés de referencia, el margen de intereses podría perder su impulso expansivo sobre la rentabilidad, como se ha señalado anteriormente. Adicionalmente, el contexto de incertidumbre actual plantea riesgos a la baja sobre la rentabilidad del sector bancario en torno a este escenario central, que ya contempla su moderación. En este contexto, la posición cíclica actual favorable de la rentabilidad bancaria puede facilitar el esfuerzo de acumulación de recursos de absorción de pérdidas frente a escenarios de riesgo", concluye sobre estas cuestiones.
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