La política industrial de la UE no logrará sus objetivos a menos que se rediseñe, según un estudio
ICTA-UAB insta a fortalecer sectores como los cuidados o la vivienda asequible y reducir la demanda
Un estudio coliderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) afirma que la actual política industrial de la UE no alcanzará sus objetivos a menos que se rediseñe "por completo".
La investigación, liderada por Jason Hickel (ICTA-UAB), Richard Bärnthaler (Universidad de Leeds) y Sebastian Mang (New Economics Foundation), sostiene que la autonomía estratégica requiere "una reducción sustancial de la demanda de materiales y energía", informa la UAB en un comunicado este martes.
Las políticas actuales, como la Ley europea de materias primas fundamentales, "promueven una expansión de la extracción de recursos, lo que podría intensificar las tensiones geopolíticas y provocar conflictos internos en torno a las actividades extractivas".
Basándose en los resultados de escenarios de baja demanda de energía, la investigación destaca que Europa podría reducir a la mitad su demanda de energía en 2050, "lo que haría posible la independencia energética y reduciría significativamente la dependencia de las importaciones".
Además, critica el enfoque actual hacia la transición verde, que se basa en incentivos al sector privado con subsidios, garantías públicas y desregulación: "Este modelo fomenta la innovación, pero no contempla la eliminación deliberada de tecnologías e infraestructuras contaminantes, lo que perpetúa una inercia estructural", indica Hickel.
PROPUESTA
Los investigadores subrayan que "la transición ecológica será demasiado lenta, fragmentada y dependiente de la lógica del beneficio" sin una mayor planificación pública, orientación del crédito y una ampliación de la propiedad estatal, especialmente en los sectores energético y financiero.
Como propuesta, los autores instan a replantear la estrategia industrial europea en torno a tres prioridades: fortalecer sectores esenciales como los cuidados, el transporte público y la vivienda asequible; integrar la reducción de la demanda para garantizar la autonomía estratégica; y ampliar la planificación económica verde.
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