jueves, 19 de junio de 2025 15:03

Economía

El apagón en España señala que los mercados avanzados son vulnerables a la inestabilidad de red, según WEF

La seguridad dependerá cada vez más de la capacidad de absorber impactos y responder a las interrupciones del sistema
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Archivo - Vista de una torre de alta tensión, en Madrid (España).

La seguridad dependerá cada vez más de la capacidad de absorber impactos y responder a las interrupciones del sistema

Eventos recientes, como el apagón generalizado en España y Portugal del pasado abril, ponen de relieve que incluso los mercados desarrollados siguen siendo vulnerables a la inestabilidad de la red, según advierte el Foro Económico Mundial (WEF) en un informe sobre transición energética elaborado en colaboración con Accenture.

El estudio defiende que el progreso global hacia una energía segura, equitativa y sostenible se está acelerando después de años de "avances nimios", aunque advierte de que la escalada de las tensiones geopolíticas, la falta de inversión y una creciente desconexión entre la innovación en energías limpias y su implementación donde son más necesarias "amenazan con frenar el impulso".

Al comparar el rendimiento de los sistemas energéticos de 118 países en las tres dimensiones de rendimiento (seguridad, sostenibilidad y equidad) y cinco factores de voluntad (compromiso político; financiación e inversión; innovación; infraestructura, y educación y capital humano) destaca que, en 2025, el 65% de los países mejoraron su puntuación en el índice de transición energética, y registraron un avance del 28% en las tres dimensiones básicas.

En concreto, el índice de transición energética de 2025 registró una mejora del 1,1% interanual, la más alta desde antes de la Covid, observándose las mejoras más fuertes en equidad, gracias a la estabilidad de los precios de la energía y los recortes de los subsidios.

La sostenibilidad, por su parte, mejoró gracias a una mayor adopción de las energías renovables y a mejoras en la eficiencia energética, mientras que la seguridad de la energía se estancó a causa de la "inflexibilidad" de los sistemas energéticos, la dependencia de la importación y la falta de diversificación.

Entre los países, Suecia, Finlandia y Dinamarca ocupan las primeras posiciones en el índice de transición energética, gracias a su prolongado compromiso político, su sólida infraestructura y a la diversificación de sistemas energéticos de bajas emisiones de carbono, por delante de Noruega y Suiza, que completan el 'top 5' como resultado de la renovación de los esfuerzos realizados en la transición energética.

Austria, Letonia y los Países Bajos les siguen de cerca, con muy buenos rendimientos en equidad, flujos de capitales para energías renovables y la ampliación de su capacidad en energías renovables. Alemania y Portugal cierran el 'top 10'.

Entre las 20 primeras posiciones, China alcanzó el puesto número 12 por primera vez, mientras que Brasil se sitúa en el puesto 15, liderando América Latina con la mejor diversificación energética, los precios más bajos y el incremento del uso de energías renovables. De su lado, Reino Unido se sitúa en el puesto 16; Estados Unidos subió hasta el puesto 17 en el listado general, justo por delante de España (18), Lituania (19) e Israel (20).

El informe señala como prioridad del sistema para mantener la transición energética por buen camino la redefinición de la seguridad energética más allá de las tradicionales preocupaciones por el suministro para incluir la resiliencia de la red y la infraestructura digital, así como corregir los desequilibrios de capital, en particular, en las economías emergentes, y solucionar los cuellos de botella en las infraestructuras.

En este sentido, apunta que los recientes apagones a gran escala en España y Portugal "ponen de relieve que incluso los mercados desarrollados siguen siendo vulnerables a la inestabilidad de la red" y alerta de que, sin una inversión focalizada en almacenamiento, transmisión y comercio de energía, la brecha de seguridad podría seguir creciendo.

"Acontecimientos recientes, como el apagón generalizado en España y Portugal en abril de 2025, han puesto de relieve la importancia crucial de la resiliencia energética, incluso en las economías avanzadas", sostiene.

De tal manera, el informe apunta que la seguridad energética seguirá siendo una prioridad central en medio de las crecientes fricciones comerciales, el cambio de alianzas y el aumento de la demanda digital, incluyendo la rápida expansión de los centros de datos impulsados por IA, que está sobrecargando las redes y aumentando la demanda de energía, lo que podría desplazar las inversiones en energías limpias.

En este contexto, considera que la seguridad dependerá cada vez más no solo de la diversidad de combustibles o tecnologías, sino también de la capacidad de adaptación de un sistema, es decir, su capacidad para absorber impactos y responder a las interrupciones.

En este sentido, con el objetivo de desarrollar resiliencia, recomienda a los países invertir en infraestructura flexible, fabricación local y cooperación regional, garantizando al mismo tiempo el acceso a tecnologías y materiales críticos.

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