La CNMV constata que el capital riesgo cuadruplicó su tamaño en la última década y rozó los 48.000 millones
El capital riesgo en España ha cuadruplicado su tamaño en la última década, hasta alcanzar las 1.256 entidades y cerca de 48.000 millones de euros en patrimonio a cierre de 2024, según un artículo del boletín trimestral de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que ha destacado su creciente papel en la financiación empresarial y la innovación.
El supervisor bursátil ha señalado que este crecimiento ha estado impulsado por un contexto económico favorable, tipos de interés históricamente bajos y el auge de las 'startups', así como por cambios normativos que han flexibilizado las opciones de inversión y abierto la puerta a inversores minoristas bajo determinados requisitos.
Sobre este último punto, se encuentra el ejemplo de la ley Crea y Crece de 2022, que rebajó el umbral de entrada a esta tipología de activos de los 100.000 a los 10.000 euros para democratizar su acceso entre los minoristas.
De acuerdo con los datos del informe, el patrimonio gestionado se ha situado en 47.859 millones de euros a finales de 2024, cuatro veces más que el importe marcado en 2013, mientras que el peso del sector sobre el PIB ha pasado en ese periodo del 0,85% al 3,01%, es decir, ha triplicado con creces su participación en la economía nacional.
El sector ha sumado casi 91.000 partícipes con una aportación media de 473.000 euros, en tanto que las personas físicas representan el 60,6% del total, aunque solo el 14% del volumen invertido, mientras que las entidades no financieras y otras entidades financieras concentran el 35% de la inversión.
Con todo, son los actores internacionales los que ejecutan la mayoría de operaciones de mayor tamaño, con una inversión media de 3,5 millones de euros en 2024.
La rentabilidad anual media estimada del sector se ha situado en el 8,6%, con diferencias marcadas entre las entidades más jóvenes, con un retorno del 1,2% al no haber madurado sus inversiones, y las más consolidadas, con un 10,2%.
De su lado, el supervisor ha anotado que el nivel de apalancamiento ha permanecido reducido, entre el 5,1% y el 8,8% del patrimonio en los últimos cinco años, y del 5,3% en 2024.
El estudio ha apuntado que las entidades de capital riesgo (ECR) financian principalmente compañías pequeñas en sectores con alto componente tecnológico e innovador, en rangos de inversión de hasta 10 millones de euros, que representan el 50% del volumen total.
A su vez, se centran en segmentos como el mencionado donde el crédito bancario es escaso o costoso y el acceso a mercados cotizados no es viable.
Asimismo, la CNMV ha subrayado el papel de vehículos públicos como 'Fond-ICO Next Tech', 'Fond-ICO Global' y 'Fond-ICO Pyme', que acumulan 8.750 millones de euros en compromisos para impulsar proyectos tecnológicos, de sostenibilidad, impacto social y creación de ecosistemas.
Desde el punto de vista de la estabilidad financiera, el supervisor ha circunscrito que los riesgos "están relativamente acotados", dado el carácter cerrado de estas entidades, que elimina el riesgo de reembolsos súbitos, y el bajo endeudamiento.
No obstante, ha advertido de la dificultad de monitorizar las interconexiones en el sector por la limitada información disponible, ya que a, diferencia de los mercados públicos o Bolsas, estos son mercados privados.
Pese al avance general de los datos del sector, la CNMV ha recordado que el capital riesgo español y europeo sigue teniendo una dimensión reducida respecto a jurisdicciones como Estados Unidos, cuya historia e implementación vienen de largo recorrido.
Ligado a esto, el supervisor ha sostenido que es "deseable" su desarrollo por su papel complementario al crédito bancario y a los mercados de capitales, así como por su contribución al desarrollo tecnológico y la productividad.
Por ello, el estudio firmado por María Dolores Santiago y Gema Pedrón ha concluido que la labor de los supervisores financieros debe ser la de facilitar lo máximo posible el avance de esta actividad, mediante una normativa adecuada, pero siempre centrada en la protección del inversor y el mantenimiento de la estabilidad financiera.

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