Dice un refrán popular que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, y qué cierto es. No se aprende; parece que la memoria, y especialmente la ética personal y política de quienes tienen responsabilidades (y de la sociedad en general también), ha desaparecido de su quehacer diario. ¿Se paran a pensar, después de cada jornada, si su actuación ha sido ética? ¿O la soberbia no les deja ver que los valores son importantísimos en su manera de actuar? Creo que muchos no lo hacen, a la vista está. Solo así se entiende que no haya semana —a veces ni días— sin que salten noticias de escándalos, choriceos y, por descontado, acusaciones entre partidos del tipo “y tú más”. Qué alentadoras y didácticas son esas imágenes. No sé quién dijo que “hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte”.
Este jueves saltaba la noticia, aunque el rumor venía siendo insistente desde hacía ya bastantes días. La UCO hacía público un informe en el que se acusa al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, de presuntos cobros de comisiones a cambio de adjudicaciones de obras. En las cintas que han salido a la luz están registradas conversaciones de Cerdán, José Luis Ábalos y su asesor Koldo García, en las que hablaban de las mordidas, de dinero. Un trío de la “bencina” económica que se habría beneficiado de sus cargos para enriquecerse —¿personalmente?— con dinero de empresarios con pocos escrúpulos, como sus interlocutores. Hay un proverbio que dice: “Todos se quejan de falta de dinero, pero de falta de inteligencia, nada”.
La situación de Santos Cerdán, la mano derecha de Pedro Sánchez, ha hecho reaccionar —no le quedaba otra— al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, que compareció ante los medios de comunicación, tras la “renuncia” de Cerdán, para dar la cara sobre el escándalo del segundo secretario de Organización socialista en poco tiempo. Ábalos primero, Cerdán después, han organizado bien las mordidas y desorganizado a su partido. Lo ha asumido en una crisis importante. Sánchez empezó su intervención pidiendo disculpas por la actuación de Santos Cerdán. Explicaba que no conocía las “actividades” de su persona de confianza. Calificó la situación de grave. Siempre había confiado en él, hasta esta mañana en la que ha conocido los informes, que —dice— se cree. No ha hecho autocrítica, y las culpas han recaído enteramente en el trío de la bencina. Vaya tres personajes, que no han tenido en cuenta el daño que han infringido hasta ahora a su partido.
¿Qué va a hacer ahora Pedro Sánchez? Según explicaba, pedirá una auditoría externa para despejar las dudas de la ciudadanía, reestructurará su ejecutiva —que no el Gobierno— y anuncia que no convocará elecciones. Que piensa seguir hasta 2027. El PP descarta una moción de censura porque no la ganaría, e insiste en pedir que se marche el presidente y se convoquen nuevas elecciones. La actitud de los populares, que desde hace tiempo vienen realizando una persecución sobre el presidente y el propio Gobierno, mantiene siempre —con algunas variaciones— el discurso de la corrupción, acusándolos de ser una mafia. Feijóo no está haciendo una buena oposición; actúa en demasiadas ocasiones con poca inteligencia y con un vocabulario impropio de alguien que quiere llegar a gobernar en España. ¿“Mafia”, “ladrones”? Son algunas de las expresiones que utiliza el líder popular. Con esas palabras —y otras— se está echando encima a la oposición, que de momento no le va a apoyar en su improbable moción de censura ni en un hipotético Gobierno. En el entorno de Feijóo se encuentran personajes que en nada le benefician. La moderación que se le pide desde algunos sectores no se está llevando a cabo. Su radicalización no le beneficia nada, y sus intervenciones en el Congreso alejan a muchos ciudadanos que podrían votarle si centrara más su discurso y su actuación. “No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un tonto por ningún lado”, dice un proverbio.
La situación para los socialistas, especialmente para el presidente Sánchez, es complicada, tensa y de difícil solución. De todas maneras, hay que esperar a que la justicia trabaje. Pero el problema está ahí: el líder socialista se ha equivocado dos veces al elegir a su número dos, y eso no es bueno. La familia socialista está más que preocupada viendo que las cosas no marchan bien. ¿Seguirá gobernando Pedro Sánchez? No es fácil mantenerlo, aunque los partidos que dan apoyo al Gobierno —especialmente Junts— necesitan que siga el actual Ejecutivo, porque aún está por resolver la amnistía de Puigdemont, y les interesa la continuidad. De todas maneras, si continúan saliendo más documentos que impliquen a más personas, las cosas pueden cambiar radicalmente y la sombra de unas elecciones volverá a estar sobre la mesa. ¿Está la corrupción impregnada en la política española? Pues eso parece.
Decía el novelista francés Georges Bernanos: “El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva es que el fin justifica los medios”.
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