jueves, 26 de junio de 2025 00:04
Opinión

David Sánchez contra Goliat Trump

Carmen P. Flores
Carmen P. Flores
Directora de Pressdigital

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El “niño tirano de la clase”, Donald Trump, ha salido satisfecho de la Cumbre de la OTAN que se ha celebrado en La Haya porque casi todos los asistentes a la misma han dicho amén a las propuestas lanzadas hacía días por el presidente norteamericano. Se va satisfecho porque el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, previamente le había pasado “jabón” a Trump hablando maravillas de él y de su política. Para Rutte, “Trump es un buen amigo”, y prosiguió pasándole jabón cuando obliga a sus aliados a aumentar el gasto militar y toma medidas decisivas en Irán para impedir que obtenga armas nucleares. ¿No merece un respeto?

Sus halagos, en los correos enviados y dados a conocer por el propio Trump, continuaban: “Donald, usted nos ha llevado a un momento realmente importante para Estados Unidos, Europa y el mundo. Logrará algo que ningún presidente estadounidense en décadas pudo lograr”, escribió Rutte. Y seguía alabando a su interlocutor: “Europa va a pagar de una gran manera, como debería, y será su victoria.”

Algunos de los líderes asistentes, en privado, han considerado excesivos los elogios. Creo que rozaba el servilismo. ¿Era necesario? ¿Una estrategia para complacer al “niño malcriado”? La cumbre ha estado diseñada y planificada para agradar a Donald Trump, quien, por cierto, en el anterior cónclave lo abandonó un día antes de que terminara, hablando pestes de la OTAN. Esperando la espantada del inquilino de la Casa Blanca, le han puesto la alfombra roja a su medida para que no tenga ningún tropiezo que lo hiciera enfadarse y, como nos tienen acostumbrados, cogiera la de Villadiego. No ha sucedido así, y el propio Trump declaraba que se iba a su país con buenas vibraciones. Vamos, que se ha salido con la suya, al aprobarse el objetivo de destinar cada país el 5 % del producto interior bruto a defensa.

Ahora bien, eso no quiere decir que cada país miembro vaya a gastar esa cantidad, y no todos habían acordado la cifra del 5 %. Claro que el secretario general ha utilizado un lenguaje “diplomático” para camuflar la unidad.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ya había manifestado días antes, y después de una conversación con Rutte, que España no podía asumir el 5 %. Al parecer, el secretario general había aceptado la decisión. Quizás porque Sánchez había plantado cara a Trump, este, antes de llegar a la cumbre, había lanzado una advertencia al jefe del Ejecutivo, diciéndole que debía cumplir con la inversión del 5 %, cosa que el presidente español se niega a cumplir.

Tras la reunión, Trump realizaba un encuentro con los medios, que aprovechó para amenazar a España: “Voy a negociar yo mismo el acuerdo comercial con España. Les vamos a hacer pagar el doble. Y yo lo digo en serio.”

La chulería de Trump, que no es poca, ha tenido enfrente al presidente Sánchez, que ha hecho muchas cosas mal —las he criticado—, pero cuando hace algo bien, también hay que decirlo. La actitud del presidente español me merece todo el respeto. Le ha plantado cara al todopoderoso y chulo Trump, que gusta de humillar a los países y sus gentes. Alguien le tiene que decir que no. Que hay una línea que no puede cruzar. Que España no es su finca particular. Y que, no se olvide, en ella tiene, que sepamos, dos bases militares activas: en Rota y Morón, que son utilizadas de forma conjunta y supervisadas bajo acuerdos bilaterales.

El presidente Sánchez ha dejado claro que no llegará al 5 %, pero “la clave, como explicaba él, es cumplir con las capacidades que nos exige”. Y en ese punto, la intervención de las Fuerzas Armadas españolas tiene un papel destacado en las maniobras, con un despliegue de 3.200 militares y una gran cantidad de medios materiales. En estos momentos, el Mando Conjunto de Operaciones Especiales español lidera, por primera vez, el Componente de Operaciones Especiales de la Alianza, donde está teniendo un papel destacado. Son reconocidos sus trabajos en los distintos campos en los que actúan. La imagen es buena y considerada como muy profesional. Por eso Sánchez la ha puesto en valor a la hora de defender la postura española.

Una actitud muy valiente, que no ha sido secundada por otras colegas europeas, que se han mostrado serviles con Trump y un poco huidizos con Sánchez. Así que, pese a que algunos partidos políticos piensen que no hay que invertir en armamento (a mí no me gusta tampoco), reconozco que, si vienen mal dadas, no se puede ir con palos, abanicos y pelotas para defender a las personas. ¿Sí?

Como decía el erudito romano Flavio Vegecio Renato hace más de 1.500 años: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Hay que ser prevenidos por si acaso. Y aunque parezca una fábula, Sánchez-David se ha enfrentado a Goliat-Trump. Al menos se ha enfrentado; el final, ya lo veremos.

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