La ONG recuerda que el 80 por ciento de la población mundial de refugiados vive en países de ingresos bajos y medios, donde los servicios e infraestructuras sanitarias son "insuficientes y poco accesibles". "Las consecuencias de las medidas de contención que se han tomado en los diferentes países pueden tener efectos enormemente nocivos en el acceso a la ayuda humanitaria, los alimentos y las necesidades básicas no solo de las personas desplazadas sino también de las comunidades de acogida", advierten al respecto.
La rama española de la ONG ha admitido que desde 2011 ha reportado cinco casos por conducta inapropiada y expulsado a dos colaboradoress por el "uso del mercado sexual" en Malí y Filipinas.