El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dado la razón a un trabajador de Rumanía al que la empresa despidió después de revisarle el contenido de sus correos privados.
El ex gobernador del Banco de España dice que ni los recibió ni se los creería y el autor de los mensajes reclama que nadie discutió el "diagnóstico de que el grupo estaba muerto".