Niels Högel, de 42 años, inyectó a pacientes con drogas letales y trató de revivirlos. Justificó sus crímenes con la satisfacción que tenía cuando escuchaba "comentarios positivos" cada vez que podía salvar una vida.
En un juicio sin precedentes en la Alemania de la posguerra, la fiscalía alemana dice estar convencida de que el ex enfermero Niels Högel mató a 97 personas más entre 2000 y 2005.