El exiliado, que se le ha convencido para que deje paso a otro candidato, ha puesto la condición, -una manzana envenenada- de elegir a Jordi Sánchez como su sucesor, a sabiendas que está en prisión.
Puigdemont sabía "desde el primer momento que no podía someterse a una investidura".
Puigdemont también ha avanzado que ha una demanda contra España ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU.