jueves, 25 de abril de 2024 18:19
Sociedad

La emotiva carta de una madre antes de morir en la cámara de gas

Vilma Grunwald dejó una emotiva carta a su hijo Frank antes de morir gaseada. Él solo pudo leerla cuando fue adulto.

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Auschwitz


Durante décadas, Frank Grunwald, uno de los muchos  niños prisioneros en Auschwitz, no fue capaz de abrir una carta. 


La misiva contenía las últimas palabras de su madre, Vilma Grunwald, que días antes de haberse presentado voluntaria para morir junto a uno de sus hijos, que era deficiente y fue condenado a la cámara de gas, logró escribir una líneas para dejarle a su otro hijo, que acabaría sobreviviendo al campo de exterminio. 


La madre, el padre y el hermano de Frank también estaban recluidos en el campo de concentración, a donde fueron enviados en diciembre de 1943. Vilma murió gaseada junto a su hijo en julio de 1944, aunque antes consiguió entregar una carta a un guarda alemán, que sorprendentemente se la entregó al padre de Frank. 


La misiva forma parte del archivo del Museo memorial del Holocausto de EEUU. 


Frank ha contado a Sky News que en Auschwitz todos los prisioneros fueron colocados en fila frente al médico Josef Mengele, conocido con el sobrenombre de 'Ángel de la Muerte', y que usaba a los niños judíos como cobayas para experimentos científicos. 


Foe Mengele el que escogía a los que irían a las cámaras de gas y los que sobrevivirían.


John, un hermano de Frank, era cuatro añosmayor y era deficiente. Fue uno de los escogidos por el médico para morir. 


Cuando la madre de Frank descubrió que habían escogido a su hijo más mayor para ser gaseado se quedó a su lado en vez de huír y salvar su propia vida. 


"Ella no soportaba la idea de que John entrase en la cámara de gas solo", cuenta Frank. Y cinco días después de saber que moriría, envió una carta al marido, que había sido trasladado a un hospital porque era médico. 


Frank cree que la madre -que siempre había sido buena evaluando el carácter de las personas- escogió al guarda acertado, alguien que no había sucumbido al lavado de cerebro del régimen nazi. Fue así que entre tantos prisioneros el guarda logró llegar hasta su padre y entregarle la carta.


Wilma Grunwald y sus hijos


El campo de concentración de Auschwitz fue liberado más de un año después y Frank consiguió reunirse con su padre, que estaba en Austria. Fue en ese momento que descubrió que el padre tenía la carta. 


Frank, con solo 12 años, no se sintió preparado para leerla. Después de vivir en Londres durante dos años, padre e hijo se mudaron a EEUU.


Fue después de la muerte del padre, en 1967, que Frank Grunwald reunió las fuerzas para leer la misiva de su madre. 


Se dio cuenta que las diez frases que estaban en el pedazo de papel situaban a la madre en el momento exacto en el que se dio cuenta que iba a morir, pero a pesar de eso, fue capaz de mostrar clama y espíritu positivo y transmitirle todo su amor. 


"No hay un palabra de rabia, odio o resentimiento sobre los nazis. Está todo enfocado en mi padre, en mí y en nuestro futuro", comenta.


Carta de Vilma Grunwald


La carta, datada en 11 de julio de 1944, decía: 


Consideramos la posibilidad de escondernos, pero decidimos no hacerlo, pues sería imposible. Los famosos camiones [que llevaban a los judíos a las cámaras de gas] ya están aquí y esperamos que comience. Estoy calmada. Tú, mi querido, nunca te culpes por lo que está pasando. Hicimos lo que pudimos. El tiempo lo va a curar, si no todo, por lo menos parcialmente algunos de estos recuerdos. Cuida de nuestro pequeño hijo y no lo maleduques con demasiados mimos. Cuidaos, mis queridos. Estaré pensando en ti y en Misa. Quiero que tengas una vida fabulosa, nosotros tenemos que entrar en los camiones. Hasta la eternidad.


Vilma


La carta, escrita en checoslovaco -la familia vivía en Checoslovaquia antes del Holocausto- quedó guardada en un armario de casa de Frank hasta que este la tradujo para su mujer. Algunos meses después decidió hacer copias y entregar el original al museo.


El impacto que la carta tuvo fue algo que Frank Grunwald no esperaba. En el Museo Memorial del Holocausto de EEUU de dijeron que era un documento muy importante, porque expresaba las emociones de un prisionero de un campo de concentración momentos antes de su muerte.


El gran miedo de Frank era que fu madre fuese olvidada, lo que y no va a suceder. 

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