LA TRAMPA DE LA CATALANOFOBIA

En España siempre ha habido y habrá separatistas y separadores. Unos y otros son minoría, pero significan fenómenos que hay que saber atender. Me encuentro de visita con una excelente persona no catalana que, preocupada y de buena fe, pone el acento en la catalanofobia que hay en el resto de España. Le indiqué que hay que distinguirla de un rechazo rotundo a los continuos desprecios separatistas, no digamos ya del estilo Torra. 

En esta labor es capital el modo de expresarse de los catalanes que se sienten españoles y europeos. Un ejemplo de este hacer se encuentra en el breve libro Usted puede salvar España (en tiendas ‘on line’ de La Casa del Llibre y El Corte Inglés) de Sergio Fidalgo. Echémosle un vistazo.

Se anima a los ciudadanos a no callar ante el jaque separatista, y a no ser cómplices de su proyecto desintegrador. Los separatistas, recuerda, han copado el debate público en los últimos años y aprovechan todo para generar mal rollo. En nuestra comunidad “dominan la educación, el mundo cultural, los medios de comunicación y buena parte de los poderes públicos”. 

Pero hay que combatirlos sin complejos, ideológica y políticamente. Fidalgo acierta cuando subraya que a quienes aborrecen ser españoles les da igual la forma de Estado que haya. No nos pongan en el mismo saco, no son todo el pueblo catalán. No se los crean y no se desentiendan de Cataluña. Pongan un catalán en su hogar y no ayuden a generar odio entre españoles.

Fidalgo es también convincente y pedagógico con los españoles no catalanes: “Si se encuentra a dos catalanes hablando en catalán en Madrid no lo hacen para incordiar. Ni para provocar. Lo hacen porque es su forma natural de expresarse. Y usted lo ha de comprender y respetar. Porque se puede hablar en catalán y sentirse muy español. No confunda una cosa con la otra, porque es justo lo que buscan los secesionistas”. 

No critique a Cataluña, sino a los separatistas. Desgrana cuatro razones para no boicotear productos catalanes. A los que dicen que no van a Cataluña para no dejar dinero a los catalanes, les replica: “Por cada uno de estos (maleducados secesionistas) hay cinco catalanes que le tratarán con respeto”. Hay que desactivar esta trampa que nos embrutece en la discordia y en la mentira. En efecto, los catalanes constitucionalistas tienen mucho bueno que hacer, como Sergio.