CCOO de Cataluña hace 50 años que circula y quiere seguir haciendo vía. Por eso es necesario que la conducción colectiva, atienda el retrovisor y escuche el motor, ya que los caminos atravesados, el estado del firme y el ruido del motor son claves para saber dónde estamos, y hay, además, conocer y entender lo que se vislumbra, prepararnos para esquivar con cuidado los obstáculos que nos encontramos y alcanzar las nuevas metas.
CCOO de Cataluña hace 50 años que circula y quiere seguir haciendo vía. Por eso es necesario que la conducción colectiva, atienda el retrovisor y escuche el motor, ya que los caminos atravesados, el estado del firme y el ruido del motor son claves para saber dónde estamos, y hay, además, conocer y entender lo que se vislumbra, prepararnos para esquivar con cuidado los obstáculos que nos encontramos y alcanzar las nuevas metas. Los retos que hay que superar son diversos, diferentes a los que hemos encontrado hasta ahora. Se apunta un camino largo y duro, pero esperanzador. Habrá que hacer una buena puesta a punto, revisar y adecuar el motor y los amortiguadores, velar por la batería y llenar el depósito, para seguir siendo autónomos e independientes para seguir en el camino elegido. Trabajadores y trabajadoras que se autoorganizan en sus centros de trabajo y se coordinan y se estructuran en el sindicato, hombres y mujeres comprometidos y dedicados que asumen responsabilidades, son la garantía para hacer camino hacia la dignidad laboral, el bienestar y la cohesión social, y la igualdad.
Hace 50 años, el 20 de noviembre de 1964, 300 enlaces sindicales y trabajadores de diferentes empresas y sectores reunidos en asamblea constituyeron el espacio de origen de la coordinación y la organización sindical que, más adelante, llevaría a la creación de la Comisión Obrera Nacional de Cataluña, Comisiones Obreras de Cataluña, que hoy es la primera organización sindical y social del país, en afiliación y representatividad. Hombres y mujeres, en representación de los compañeros de sus centros de trabajo, hicieron un acto valiente, necesario y inteligente. Había valentía en la negra noche del franquismo para autoorganizarse y reclamar derechos, se exponían a la detención, la tortura, la cárcel y, incluso, la muerte. Era necesario construir propuestas colectivas y unificadoras, como pone de manifiesto la plataforma aprobada aquel 1964, que reivindicaba: un salario mínimo de 200 pesetas, escala salarial móvil para garantizar el poder adquisitivo, libertad sindical y derecho de huelga. Desde la conciencia de clase, que consideraba injusta la sumisión laboral, y el compromiso político, que reclamaba libertad y derechos de ciudadanía para trabajar y vivir con derechos, tuvieron la inteligencia de retomar el hilo histórico de la tradición del movimiento obrero catalán que el franquismo quiso aniquilar, y decidieron promover la autoorganización y la coordinación de luchas para construir el embrión de un sindicato. Así nace CCOO, como producto de las diversas raíces del movimiento sindical, anarquista, socialista, comunista, cristiano, celoso de la autonomía y la independencia, de carácter sociopolítico para conjugar la lucha por los derechos laborales y sociales y por las libertades políticas. Un sindicato de clase y confederal, que agrupa a trabajadores y trabajadoras de todos los sectores, profesiones y categorías, y nacional, que se arraiga en una realidad económica, social, cultural y política determinada donde actúa y donde reclama respuestas. Un sindicato de masas y reivindicativo, unitario y democrático, autónomo e independiente, de hombres y mujeres, de la diversidad e integrador.
Un sindicato nace, se arraiga y crece, si los trabajadores consideran que es un instrumento útil que organizarse para defender intereses, hacer avanzar derechos, instaurar equilibrios y promover la igualdad. Estos últimos 50 años de la historia de Cataluña y de la vida de los catalanes y catalanas, se deben explicar también refiriéndose a la contribución de CCOO de Cataluña en el avance de las condiciones de trabajo y de vida y el avance en derechos nacionales y sociales. CCOO ha sido un elemento clave de integración social y nacional de la clase trabajadora, desde el compromiso para derribar los muros de confrontación en función de orígenes y situaciones sociales y laborales, desde la apuesta por normalizar y consolidar el uso de la lengua propia, desde la promoción de un marco catalán de relaciones sociales y laborales que llenen de contenido social la demanda de mayor autogobierno.
Hoy, 50 años después de su nacimiento, CCOO seguimos en el camino hacia un futuro de dignidad, derechos y bienestar, pero los poderes económicos y los actuales gobernantes en Cataluña, España y Europa, quieren retrotraernos a un mercado de trabajo desregulado, sin derechos y tutelas laborales, con sindicatos dóciles y serviles sin capacidad de intervención y negociación. Tenemos ante nuevos e importantes retos: cambios en el mercado de trabajo y en la composición de la clase trabajadora; nuevos marcos legales restrictivos de derechos; un importante desarrollo de las fuerzas productivas y el papel motor del conocimiento y las TIC, con la eclosión de la robótica; la transnacionalización de la actividad productiva y de la cadena de valor, y el predominio del capitalismo financiero dirigiendo la globalización. Un proceso enmarcado en un contexto histórico de hegemonía cultural, ideológica y política del neoliberalismo y sometidos a una profunda crisis política y de las instituciones que hasta ahora han articulado la sociedad y la democracia.
Para seguir avanzando, CCOO de Cataluña estamos transformando las estructuras de funcionamiento y renovando la propuesta y la práctica sindicales, porque queremos seguir siendo útiles a nuestra función social, fuertes construyendo presentes y futuros. La organización del sindicato debe tener muy en cuenta cómo se organiza el trabajo y el proceso productivo. Y por eso hay formas más flexibles y cooperativas y capacidad de actuar en toda la cadena de producción. Nos hemos de organizar para la acción y la negociación en espacios de trabajo multisectoriales e incorporar nuevos contenidos a la negociación colectiva -en relación con la fractura generacional, el papel del conocimiento y la formación permanente, a la aportación a la innovación, en relación con la sostenibilidad, etc.- y articularla en diferentes niveles -sector, subsector, espacios multisectoriales, grupos de empresa, empresa...-. Hay que introducir elementos de transversalidad en la acción sindical para articular la relación entre igualdad y diversidad, la democracia en la empresa, los derechos personales en el trabajo. Agrupar y organizar a los trabajadores y trabajadoras de pyme, de microempresas, autónomos dependientes, los trabajadores y trabajadoras de los sectores de la economía social. Debemos apostar por espacios de contratación en Europa y en el mundo y por eso hay la articulación del movimiento sindical europeo y mundial en la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y en la Confederación Sindical Internacional (CSI), acelerando la construcción de un sindicalismo global útil, con capacidad de movilización y negociación en el ámbito supranacional y haciendo jugar un papel en los comités de empresa europeos y mundiales. Un sindicato transparente, abierto y participativo, que incorpore la potencialidad de las redes para informar y escuchar, organizar, actuar, decidir e influir.
Retos importantes, sin duda, que debemos abordar en el día a día, organizando y movilizando las personas, con trabajo o en situación de desempleo, estables o precarias, para hacer frente a las actuales políticas, con propuestas, conquistando espacios de negociación y diálogo, y construyendo acuerdos que den respuestas concretas a los problemas concretos de la gente trabajadora. Esta es la tarea de la utopía cotidiana del sindicalismo.
Joan Carles Gallego
Secretario general de CCOO de Cataluña
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