A Xavier Trias la ciudad de Barcelona se le escapa de las manos. Mientras la Barceloneta hierve debido al descontrol, en relación a los actos incívicos de ocupantes de los apartamentos turísticos, algunos dicen y escriben que la Fiesta Mayor de Gracia ha estallado por culpa de los gamberros. Otros explican y dan fe de que la famosa prostitución en la calle, que tantos dolores de cabeza provocaron al alcalde Hereu, vuelve a estar activada. Basta con pasear por la Ronda Sant Antoni y el calles de alrededor para comprobarlo ... Eh, cuidado! Ya veremos que pasará a las fiestas del barrio de Sants. Por cierto, ya que estamos en Santos, no vemos que el equipo del señor Trias tenga nada claro qué hacer en Can Vías y cómo hacerlo.
A Xavier Trias la ciudad de Barcelona se le escapa de las manos. Mientras la Barceloneta hierve debido al descontrol, en relación a los actos incívicos de ocupantes de los apartamentos turísticos, algunos dicen y escriben que la Fiesta Mayor de Gracia ha estallado por culpa de los gamberros. Otros explican y dan fe de que la famosa prostitución en la calle, que tantos dolores de cabeza provocaron al alcalde Hereu, vuelve a estar activada. Basta con pasear por la Ronda Sant Antoni y el calles de alrededor para comprobarlo ... ¡Eh, cuidado! Ya veremos que pasará a las fiestas del barrio de Sants. Por cierto, ya que estamos en Santos, no vemos que el equipo del señor Trias tenga nada claro qué hacer en Can Vies y cómo hacerlo.
Barcelona es una ciudad de éxito, admirada en todo. Obvio, pero precisamente por eso requiere una autoridad municipal con criterio y capacidad para aplicar la ley en beneficio de la ciudadanía que vive y paga impuestos. El actual equipo de gobierno se ha mostrado miedoso e incompetente al respecto.
Los vecinos de la Barceloneta han salido a la calle para mostrar su enojo ante la falta de soluciones a sus problemas de descanso y limpieza. Quien crea que este tipo de movilización es un hecho puntual, pasajero, se equivoca. Es tal el descontrol, la falta de orden y criterio que impera en la capital catalana que dentro de cuatro días la bronca puede estallar en cualquier otro lugar por motivos similares. Y es que, amigos míos, hacer de alcalde es algo más que visitar las calles adornadas en fiesta mayor y hacer declaraciones a los medios de comunicación. El Alcalde Xavier Trias no es cuando la gente reclama su presencia y soluciones urgentes. Eso sí, con su vedetismo intenta hacer de estadista opinando sobre Jordi Pujol (en negativo), el 9-N y la posible prevaricación del gobierno central.
Son muchas las cosas que funcionan mal en la ciudad. A principios de mandato Xavier Trias y Felip Puig hicieron presumir de mejoras en materia de seguridad. Uno tiene la impresión de que, este año, se ha producido una regresión al respecto por mucho que la web del Ayuntamiento nos diga que se ha reducido un 32% los delitos en el metro. Y fuera? Barcelona se descontrola porque su gobierno no tiene una hoja de ruta clara, vacila y se contradice. Pero lo que resulta más grave es que el Alcalde no está cuando se le reclama. El ciudadano sabe que el consistorio cambia de opinión, por ejemplo, cada vez que un grupo de pandilleros le quema un contenedor de basura. Y eso, amigos míos, es sinónimo de descontrol, falta de autoridad y desgobierno.
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