Sobre el comisario Loppacher

Como quien no quiere la cosa, como si fuera un aperitivo de verano, Miquel Roca i Junyent dijo hace pocos días que el actual Tribunal Constitucional no le merecía ningún tipo de respeto. Creo que tiene razón, mucha razón. Estoy convencido de que las personas que alguna vez han contribuido a construir la estructura constitucional de un estado, y los países que lo integran, no hablan por hablar. Cuando lo hacen de esta manera tan contundente es que las cosas han ido demasiado lejos. Pero esto amigos míos no sólo pasa en las altas instancias, en otros organismos de menor entidad también suceden escándalos de idéntica matriz.

Con toda la modestia que sea necesario, y salvando las distancias, a mí me pasa algo parecido respecto a las leyes audiovisuales catalanas. Me explicaré. He participado activamente en la elaboración y tramitación parlamentaria de la Ley de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), de la Ley Audiovisual de Cataluña y la que llevó adelante la reforma del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC). He empleado un montón de tiempo, junto con otros diputados, para conseguir que Cataluña gozara de un sistema audiovisual y de unos medios de comunicación plurales, profesionalizados y con vocación de servicio público. También hemos trabajado buscando el consenso para lograr unos organismos de supervisión y arbitraje independientes de los gobiernos de turno. Pero, si la carcoma penetró en la seno del Tribunal Constitucional vaciando su legitimidad democrática tampoco nos faltan elementos alrededor del CAC para afirmar que se ha convertido en un apéndice del gobierno convergente, en un instrumento bajo la tutela de un experto manipulador de la palabra y la noticia: Quico Homs, Consejero de Presidencia.

Toda la arquitectura audiovisual del país está en peligro, está patas en el aire, camino de convertirse en una vulgar correa de transmisión del poder convergente. Las reformas legislativas impulsadas durante la anterior legislatura por CiU-con el apoyo del PP-fueron laminar el control parlamentario tanto de la CCMA como del CAC. El ERE de TV3 y Catalunya Radio y las largas al Contrato Programa dan fe de lo que digo y esto no es más que el principio.

Pero vamos al grano. Vamos al tema que hoy nos ocupa. El gobierno de Artur Mas colocó al frente del CAC en un fiel y disciplinado servidor, Roger Loppacher. Un personaje que antes en la CCMA y hoy en el CAC encarna el estereotipo de un obediente comisario político, actuando obviamente al servicio de sus amos y no de la filosofía, los preceptos y los principios que emanan de la ley del CAC aprobada por el Parlamento de Cataluña. Una ley que define esta institución como un órgano regulador, riguroso, objetivo e imparcial ...

Pues bien, el actual presidente del CAC, Roger Loppacher, ha convocado un seminario bajo el título "El papel del audiovisual en la construcción de las identidades colectivas" sin consensuar con los otros consejeros y obviando que el CAC es definición un organismo colegiado y en teoría independiente del Gobierno. Y para cuando monta el inefable comisario Loppacher este evento? Muy sencillo, el próximo 6 de septiembre, 5 días antes de la Diada. Todos sabemos que el eufemismo "Identidades colectivas" en fechas tan señaladas tiene un cierto sentido subliminal. Roger Loppacher, una vez más, pone al servicio de un proyecto político un organismo que por ley debe ser independiente. Ni CiU, ni Homs, ni Loppacher han creído en una radio y televisión de servicio público ni con un organismo regulador independiente del poder.

Hace un par de años decidieron su desguace y paso a paso van actuando. Hoy la excusa se económica ayer era la operatividad mañana ... Esta gente desea tener todo bajo su control.