martes, 19 de marzo de 2024 08:00
Opinión

Colorín colorado, el PSOE se ha casado

Carmen P. Flores
Carmen P. Flores
Directora de Pressdigital

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El domingo, en “olor” de multitudes de los presentes - 9.500 personas- clausuraba el reelegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, su 40 Congreso. Lo hacía, con la “unidad” de todo el partido, eso dijo. Durante más de una hora de discurso, Sánchez, como Caudillo del socialismo español - pretende serlo también del europeo- pronunciaba continuamente los nombres de sus antecesores Felipe González y Rodríguez Zapatero, para hablar de los logros que se habían conseguido en España a lo largo de los mandatos de ambos dos y lo que había hecho el gobierno que él preside en estos dos años. La verdad es que la lista de los anteriores era larga y de algunos logros la gente ya se ha olvidado. Otras de las frases más proferidas también fue que el socialismo español es la socialdemócrata de toda la vida y que volvía a resurgir con fuerza en Europa: Alemania, Portugal con sus municipales, Noruega, además de seis de centro izquierda: Dinamarca, Finlandia, Malta, República Checa y Suecia


El expresidente del Gobierno, Felipe González; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el exvicepresidente de la Comisión Europea Joaquín Almunia.

@ep


El no dejar de nombrar a González y Zapatero no era casual, sino la escenificación de la unidad del partido: el sábado había estado el crítico Felipe González, con cara de estar incómodo en el acto, con abrazo incluido de Sánchez. El domingo, no asistió a la clausura. Era ya demasiado el sacrificio de tragarse otro sapo más. ¿Por qué lo hizo? Al que no se vio, ni se le esperaba, fue a Alfonso Guerra, que lleva ya unos meses callado, pero no quiere decir que el que calla otorga, sino que ha dejado pasar el cónclave para hablar después, Tendrá tiempo para hacerlo, nadie lo pone en duda.


Que Pedro Sánchez ha hecho “limpieza” en su Ejecutiva es evidente, se esperaba viendo los antecedentes de Ábalos y Calvo, dos “compañeros” que habían servido fielmente en el Gobierno y en su etapa de lucha para alcanzar la secretaría general del PSOE. Lo mismo ha sucedido con su amigo de alma, Carles Ruiz, alcalde de Viladecans, uno de sus baluartes en Catalunya. La mochila que lleva encima puede explotar en cualquier momento. Eso sí, como premio de consolación lo ha dejado en el Comité Federal, para que no se diga. Mucha generosidad la suya. Lo decimos siempre, Sánchez es un político de ”talla” al no temblarle la mano a la hora de tomar decisiones - y las que veremos-.


Ahora lo que toca es dar la imagen de unidad más que paridad en su ejecutiva, ser más socialdemócrata que nadie y aspirar a dirigir el socialismo europeo ya que en España es donde hay un gobierno presidido por un socialistap ouro de izquierdas. Tal es así que hasta los “rebeldes” presidentes autonómicos Vara –de nuevo en la ejecutiva- y García Page, han vuelto al redil y ya no quieren ni oír de esa reunión de presidentes con los populares que estaba prevista para hablar de financiación y privilegios con Catalunya.


Así que Valencia ha sido el escenario perfecto para la boda del socialismo español. Y como se suele decir en los cuentos: fueron felices y comieron perdices; y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Porque Dios los cría y los intereses los juntan.


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