La ley del embudo en los “cortes” de la Meridiana de Barcelona

Manifestación en contra de los cortes en la Meridiana @ep

La libertad es una cosa, las reivindicaciones son lícitas, pero el libertinaje y el fastidiar a los demás es otra cosa bien distinta por mucho que la quieran disfrazar. Esto viene a cuento por los acontecimientos que desde hace ya demasiado tiempo vienen protagonizando un grupo de “personas” cortando la avenida Meridiana de Barcelona, una de las vías de entrada a la ciudad. Eso supone que los conductores tengan que soportar la espera hasta que a los promotores les venga en ganas dejar la vía libre. El cabreo de los afectados es importante, el mismo que el de los vecinos de la zona que se sienten impotentes y desprotegidos por parte de las instituciones que deberían velar por ello, y que sin embargo miran para otro lado. Es más, la presidenta del Parlament de Catalunya y otros diputados han estado dando apoyo a los “cívicos” ciudadanos ”corta calles”. Un ejemplo de imparcialidad de la segunda institución de Catalunya que representa a toda la ciudadanía, eso dicen.

Un grupo de vecinos se han organizado para plantar cara a los pacíficos corta-calles y ya no se esconden porque manifiestan estar cansados de que la situación se ha vuelto a reproducir después de la inactividad de los cortes durante el pasado mes de agosto. Quizás porque los autores también se habían tomado “unas merecidas” vacaciones, lo mismo que en diciembre, en el puente de la Constitución, que debieron marcharse a esquiar. Eso no lo perdonan, faltaría más.

Este martes, los demócratas volvieron a realizar la hazaña de cortar de nuevo la vía, pero en esta ocasión, como en otras, se encontraron enfrente con grupo numeroso de vecinos que reclamaban una Meridiana sin cortes y que la ciudad es de todos, no de unos privilegiados que se creen con el derecho - están protegidos- de hacer lo que les vengan en gana. Además, según nos han contado, no son vecinos del barrio, sino de otros donde el poder adquisitivo no tiene nada que ver con el de los habitantes de la zona.

Las cosas se están poniendo muy feas en esa calle donde los enfrentamientos ya se están produciendo sin que los mossos hagan nada. Su jefe político, el exsocialista y ahora republicano Ignaci Elena, está más pendiente de hacer ¿depuración? de mossos que de proteger a los ciudadanos que ven cómo cada vez las cosas se ponen peor. ¿Haría lo mismo si eso lo hicieran en su calle, o en la de los miembros del Govern? Pues tengo dudas de que estuvieran quietos. En esta situación, como en otras, se está aplicando la ley del embudo, cuyo principio es la parte ancha para unos y la estrecha para los otros: Los que no votan y los que no pertenecen al clan del pensamiento único, a los que se le llaman fachas, españolistas y otras lindezas que no quiero reproducir.

En una democracia, los derechos de todos deben estar garantizados y los que gobiernan deben dejar en el perchero el sectarismo ideológico porque están representando a un pueblo plural y diverso, no a un partido o al sector que los han votado. La ética en su práctica diaria no debe incluir la doble vara de medir que ahora se está aplicando. Los cortes de la Meridiana son un atentado a las libertades y derechos de los vecinos y de los conductores que cada día utilizan esta calle para desplazarse. La calle es de todos, no de los que hacen más ruido, porque eso no es la democracia, sino una dictadura de una minoría contra una mayoría ¿Se enteran el señor Elena y compañía?. “ El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos”, dijo en su día Immanuel Kant