Los secretos de Palomares, medio siglo después
El 17 de enero de 1966, Palomares, una pequeña pedanía almeriense, fue escenario de un accidente que podría haberse convertido en el mayor desastre nuclear de todos los tiempos. España, un país neutral, bajo el régimen franquista, vivía un tanto ajena a la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
El 17 de enero de 1966, Palomares, una pequeña pedanía almeriense, fue escenario de un accidente que podría haberse convertido en el mayor desastre nuclear de todos los tiempos. España, un país neutral, bajo el régimen franquista, vivía un tanto ajena a la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Por lo menos hasta que dos aeronaves estadounidenses colisionaron y una de ellas perdió su carga en la costa de Almería: cuatro bombas termonucleares, 75 veces más destructivas que las de Hiroshima. Aunque las bombas no provocaron una explosión nuclear, dos de ellas se rompieron y contaminaron la zona, mientras que otra de ellas cayó al mar, lo que provocó una operación masiva de búsqueda y rescate en medio de la censura.
España fue escenario principal de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética y durante al menos un par de décadas fue objetivo número uno de sufrir un ataque nuclear por parte de la antigua URSS, según Rafael Moreno Izquierdo, autor del libro 'La historia secreta de las bombas de Palomares', que saldrá a la venta este martes.
Moreno, que ha investigado durante 20 años todos los datos relacionados con el accidente atómico del que el próximo domingo se cumplirán 50 años, ha explicado que en el marco de las relaciones entre Estados Unidos y España en aquella época, España fue base, primero de aviones con material nuclear y, después, parte fundamental en la estrategia de vigilancia permanente por parte de Estados Unidos y de la URSS. En concreto, ha relatado que según ha podido investigar, Franco era "perfectamente conocedor" del riesgo y del uso que Estados Unidos daba a las bases.
El investigador asegura que Estados Unidos tenía tres rutas contra la URSS en los años 60, una por Canadá, otra por Alaska y otra por Europa a través de España y que en caso de tener que atacar al enemigo ruso, en España se realizarían los repostajes en vuelo de los aviones con armamento nuclear, a la ida por Zaragoza, y a la vuelta por Morón, Barajas y Torrejón.
FRANCO CONOCÍA EL RIESGO
En varias ocasiones, consciente del riesgo, Franco pidió que se trasladaran las bases, pero al final cedió a la presión estadounidense y las dejó donde estaban porque no creyó que ese riesgo fuera a convertirse en una realidad. De hecho, Estados Unidos le pidió que hiciera refugios antiatómicos y planes de evacuación, pero él nunca creyó que fuera a pasar. El primer refugio antinuclear en España se hizo en La Moncloa en tiempos de Felipe González.

LO QUE A NADIE LE INTERESA
Moreno se puso en contacto con el CSN y con el Archivo General de la Administración para consultar todos los documentos sobre la cuestión. En la documentación para escribir el libro, también ha entrevistado a la exministra de Exteriores Trinidad Jiménez, entre otros, para "tratar de reconstruir la historia".
Sin embargo, asegura que "a nadie le interesa clarificar todos los aspectos" y, aun hoy, hay muchos elementos que siguen sin conocerse, aunque el hecho de que Estados Unidos y España hayan firmado recientemente un memorandum que reconoce que es necesario efectuar una segunda limpieza radiológica en la zona y que el Ejecutivo haya expropiado, comprado y vallado terrenos para evitar riesgos "confirma" que el problema "no ha terminado".
En todo caso, a pesar de que el acuerdo no tiene fecha de ejecución, considera que se trata de "un compromiso muy importante" ya que Estados Unidos se compromete a llevarse y almacenar los residuos en su país, "sin que nadie aclare cuándo" y pese a que "España haya renunciado a limpiar la zona como se debía" ni hable de quién va a pagar la descontaminación.
Respecto al coste, ha destacado que España ha pagado unas cantidades "relativamente pequeñas" de lo que representaba el coste humano y económico de la descontaminación y denuncia que, de hecho, desde 2010 ya no está pagando "nada". "Nunca ha llegado a pagar más del 20 por ciento del coste", ha apostillado.
PALOMARES HOY
Este desinterés por clarificar todo lo relacionado con las bombas atómicas que cayeron en España parte, en primer lugar, del propio municipio de Palomares porque la población no quiere, según Moreno, seguir "estigmatizada" y limitar su desarrollo pero, a su juicio, "negar que ocurre nada genera desconfianza".
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