Expertos evalúan las consecuencias en los océanos de la fuga de Fukushima
Los primeros años los peces mostraban altos niveles de elementos radiactivos, sin embargo cinco años después menos del 1% superan el límite establecido.
Un equipo de científicos internacionales evalúa este viernes en Yokohama (Japón) las consecuencias de la fuga radiactiva del accidente nuclear de Fukushima para los océanos y la fauna marina, según ha informado la UAB.
El grupo de expertos, entre los que se encuentra el investigador de la UAB Pere Masqué, pretende exponer los efectos de la fuga radioactiva que tuvo lugar en las plantas nucleares de Fukushima Daiichi (FDNPP) el 11 de marzo de 2011 en un estudio que presentará en el congreso Goldschmidth 2016.
Los resultados demuestran que, tras cinco años, los niveles de radiación están disminuyendo en el área afectada, a excepción de la zona portuaria más próxima a la planta nuclear, donde continúan las fugas.
Con este estudio los investigadores quieren remarcar la falta de apoyo para continuar con el asesoramiento científico que permite saber cómo evolucionan los niveles de radiación, esencial para entender los riesgos a largo plazo.
CINCO AÑOS DESPUÉS
Pese a que en un primer momento el material radiactivo se dirigió hacia la atmósfera, algunos modelos sugieren que un 80% de la lluvia cayó en el océano; sin embargo, la variabilidad de las corrientes dificulta su cuantificación exacta.
En los primeros años las consecuencias sobre la fauna marina fueron muy visibles dado que muchos peces mostraban altos niveles de elementos radioactivos, como el cesio y el yodo; pero, en 2015, menos del 1% estaban por encima del límite establecido por las autoridades, lo que demuestra una evolución positiva.
En cuanto a las personas, el riesgo de radiación es "muy modesto" en comparación con las 15.000 víctimas directas del terremoto y el tsunami, añade el comunicado.
A día de hoy no se cuenta ninguna víctima mortal, pero las personas que sufrieron una exposición directa tienen un mayor riesgo de padecer cáncer, según la UAB.
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