La teoría, en muchas ocasiones, no tiene nada que ver con la práctica. Los sueños son para cuando se duerme. Si estás despierto, la realidad se come la nube donde los sueños están depositados. ¿Es malo soñar? No, porque es la esperanza y el motor de las personas. Pero hay que separar los sueños de la cruda y fría realidad. No se puede soñar despierto y sobre ello, trazar el futuro.

Algo así sucede con la mayoría de los Días Sin Coches. La idea es buena porque invita a reflexionar sobre los efectos de los coches sobre el medioambiente y la salud de las personas. Pero para dejar el vehículo en casa, la alternativa sería disponer de un transporte público adecuado para las personas y respetuoso con el medioambiente. Hay que predicar con el ejemplo. Pero, ¿se hace? Ni mucho menos. Por muchas mejoras que hayan hecho, las condiciones siguen siendo penosas. Si miramos la periferia de Barcelona, la gran ciudad capital de Catalunya, los medios de transporte que llevan a diario a miles de trabajadores de un lado a otro, dejan mucho que desear. Es como si en lugar de llevar a personas, lo hicieran con borregos. No solo no hay un solo asiento libre, sino que la gente que va de pie está tan apretada que suda la tinta china en el trayecto hasta su destino final. Los trenes de cercanías, en las horas punta, no son una excepción aunque se dispone de más espacio. ¿Estas condiciones invitan a dejar el coche en casa o a aparcar el coche en la estación del tren? Pues a los resultados me remito. La gente va a seguir utilizando el vehículo hasta que las cosas cambien de verdad.

Hablando de autobuses, me han comentado que los autobuses Mohn, los amarillos que cubre las líneas en las poblaciones de Castelldefels, Gavá y Viladecans, tienen una serie de conductores, -unos cuantos-, que han confundido el vehículo con un avión. No corren, vuelan, para el desconcierto de los sufridos usuarios que tienen que aguantar estoicamente las velocidades nada propias de un servicio público, los frenazos insoportables con las consecuencias de caídas o los malos humos del conductor de turno, que si algún pasajero le recrimina su actitud, les “invita” a bajarse del mismo, y no amablemente como entenderán.

Así que, cuando las ciudades decidan concienciar de algo, bueno sería disponer siempre de la herramientas para que la ciudadanía no tenga excusa para no cumplirla. Mientras tanto, es como regar los árboles por las hojas.

Tampoco son buenas las imposiciones ya que solo producen reacciones contrarias. Cada día la ciudadanía está siendo más dirigida, castigada, vigilada y cuenta con menos libertad de elección. No quiere imposiciones, sino consensos, diálogo.

Día Sin Coches pero con mejor transporte público que invite a las personas a dejar libremente su coche en casa.

Coincidencia de días, hoy comienzan también las Fiestas de la Mercè con un pregonero de lujo: Javier Pérez Andújar, al que unos cuantos intransigentes que se llaman demócratas quieren boicotear porque solo habla en español, critica a los independentistas y es, como deberían ser todos los periodistas, ácido con el poder. Todo un periodista y escritor ejemplar con el que me solidarizo y al que aplaudo.

No te arrugues Javier, que esos de los que hablamos son de pensamiento único, frente estrecha, nada demócratas y fuera de tiempo.