martes, 23 de abril de 2024 18:32
Opinión

¿LA LÓGICA DE LA HISTORIA?

Miquel Escudero
Miquel Escudero

Gibraltar



Hablemos de alta diplomacia en el Estrecho, se entiende entre nosotros que es el de Gibraltar. En efecto, tengo en mis manos un artículo publicado en El Faro de Ceuta a comienzos de este año. El autor pertenece al ‘Instituto de Estudios Ceutíes’ y es el diplomático Ángel Ballesteros. Fue el primer Embajador de España en Guinea-Bissau, así como el primer Director de Cooperación con África, Asia y Oceanía. Posee la Cruz de la Orden de ‘Isabel la Católica’ y ha sido condecorado por Egipto, Líbano, Luxemburgo y Perú. 


Consiguió localizar los cuadros del Museo del Prado que quedaron en Cuba tras la independencia, y de los que nadie daba cuenta y razón. Hace 40 años tuvo una misión de protección de españoles en el Sáhara, “inolvidable territorio-país”.


Las reflexiones africanas de Ángel Ballesteros son merecedoras de toda atención. El imparable cambio de estatus en Gibraltar es una variable que podría llevar a Marruecos a reactivar su latente estrategia y viejo propósito sobre Ceuta y Melilla, con consecuencias imprevisibles; además, el Sáhara al fondo. Una partida política a varias bandas y que alcanzaría al Comité de los 24, comité especial de descolonización, de las Naciones Unidas. Marruecos, estima Ángel Ballesteros, podría transformar “un litigio en el que ni jurídica ni histórica ni administrativamente ni en su vertebración humana, le asiste la razón, en un diferendo diplomático”.


El Sáhara occidental sería “el gran mediatizador de la reivindicación alauita sobre las ciudades españolas”, un Sáhara que aún no ha sido absorbido de forma definitiva por Marruecos.


Ballesteros recuerda al rey Hassan II como “paradigma del monarca culto y diplomático” y quien en su día hablara de la lógica de la Historia como esperanza marroquí para hacerse con las ciudades de Ceuta y Melilla, comunidades autónomas del Reino de España.


Y prosigue nuestro Embajador insistiendo que no parecen soplar “buenos vientos para la política exterior, que es casi tanto como decir interior, de mi añorado Marruecos”. Ciertamente, con todo esto hay que contar. Hay que saber prevenir y efectuar auténtica alta diplomacia, lo cual requiere experiencia histórica, inteligencia, mesura y sensatez. Y no olvidarse de los yihadistas



Artículo publicado originalmente en Catalunyapress

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