Levedad, dícese de algo que se mueve casi sin gravedad. De esta manera se maneja la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, que está en todas las salsas o sitios de forma imperceptible, estando sin estar. Algo así a los éxtasis de Santa Teresa.
Viene a colación su levedad por su asistencia o no a la próxima Diada, irá (si va) como alcaldesa porque el gobierno central ataca las instituciones catalanas, pero no como política, que es como un estar sin estar en mí.
Ada Colau se mueve cual pluma al vento en las pantanosas aguas de la política catalana, hay que reconocerle que utiliza bien su levedad para parecer que es de todos y al mismo tiempo no es de nadie, así va contentando a propios y extraños sin mojarse en nada. Es posible que su intención sea convertirse en la Eva Perón, ya tiene a un peronista como mano derecha, catalana y me atrevería decir que española a la que Pablo Iglesias no levante el vuelo electoral. Como Evita lleva a los pobres en el corazón, si bien aún no lleva el visón encima, pero no se olvida de nadie, ya se sabe que el peronismo es transversal.
De esta guisa quita y pone bustos, coloca un contador de inmigrantes ahogados, y cambia nombres de calles, de esta forma contenta a los pijoprogres burgueses de la “gauche divine” barcelonesa; así mismo realiza alguna política social para contentar a las clases populares, y ahora no duda en darle una colleja a su compañero de coalición, que no de partido, Luís Rabell, dejando ver que irá a la Diada, de esta forma intenta atraerse a gente del mundo indepe, visto que la CUP va de bajada y en ERC hay lío.
Todo forma parte de una táctica para conformar un partido de cara a unas elecciones catalanas, y como Evita erigirse en lideresa de la formación, en la jugada intenta fagocitar a ICV y Podemos, quienes por ahora no parecen por la labor de diluirse en el invento; pero acabe como acabe ella será la figura clave.
Estén atentos a la pantalla, porque está surgiendo una política que va a tener un largo recorrido. Como persona de izquierdas se me hace insoportable su levedad, pero lo mismo me pasa con la izquierda, tanto catalana como española, no sé qué quieren ni a dónde van. No obstante, sí que le reconozco a la señora Colau, que por ahora sigue manteniendo intactas su capacidad de ilusionar a la gente y de movilizarlas, cosa que no pueden decir muchos otros dirigentes de izquierdas; cosa, que por otra parte también conseguía Eva Perón.
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