miércoles, 26 de noviembre de 2025 19:23

Economía

Amundi apuesta por sectores tecnológicos que vayan más allá de la carrera por la IA para 2026

Amundi apuesta por tener exposición en renta variable a empresas que vayan más allá de la carrera por la inteligencia artificial (IA), de tal forma que recomienda ampliar la posición en empresas tecnológicas relacionadas con la energía eléctrica, computación y materiales necesarios para superar las limitaciones físicas, así como una combinación de temáticas defensivas y cíclicas.
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Archivo - Nuevo logo de Amundi.

Amundi apuesta por tener exposición en renta variable a empresas que vayan más allá de la carrera por la inteligencia artificial (IA), de tal forma que recomienda ampliar la posición en empresas tecnológicas relacionadas con la energía eléctrica, computación y materiales necesarios para superar las limitaciones físicas, así como una combinación de temáticas defensivas y cíclicas.

Así lo expone en sus perspectivas globales de inversión para 2026, donde considera que el crecimiento económico global se moderará el próximo año, pero que seguirá siendo resiliente y, por tanto, se muestra "moderadamente favorable" al riesgo.

La firma asegura que la economía global atraviesa "una transición, no una desaceleración" y cree que seguirá siendo resiliente mientras se mantenga la extensión del ciclo, impulsado por la innovación y el apoyo de las políticas económicas.

"La ola tecnológica está redefiniendo un mundo multipolar en el que los riesgos geopolíticos y de inflación se han vuelto más estructurales. Esto se suma a las preocupaciones derivadas de las vulnerabilidades fiscales y excesos de valoración, pero la inversión de capital impulsada por la IA, los cambios en política industrial y la relajación monetaria deberían sostener la actividad y mantener el ciclo", sostiene.

Así, prevé un crecimiento del PIB global del 3,0% en 2026 y del 3,1% en 2027 (desde el 3,3% en 2025), con los mercados desarrollados con un aumento medio de sus economías de entre el 1,4% y el 1,6%, y con los mercados emergentes avanzando un 4,0% y un 4,1%.

Amundi sostiene que el crecimiento de EEUU debería experimentar una desaceleración leve en los próximos trimestres, antes de repuntar hasta alcanzar el 1,9% en 2026 y el 2,0% en 2027, aunque "manteniéndose por debajo de su potencial". Cree que la Reserva Federal (Fed) recortará dos veces los tipos en la primera mitad de 2026, hasta el 3,25%, y que el ritmo actual de inversión en inteligencia artificial y tecnología en EEUU "parece insostenible" y debería "moderarse" antes de que se materialicen ganancias generalizadas de productividad.

Para Europa, espera que el crecimiento se mantenga por debajo de su potencial, en un 0,9% en 2026, y que luego se recupere hasta alcanzar un 1,3% en 2027, tanto en la zona del euro como en el Reino Unido. La trayectoria europea dependerá de la demanda interna, del apoyo de la política monetaria y de la aplicación efectiva de las reformas previstas, destacando especialmente el plan alemán de inversiones. En este caso, la previsión de tipos es que el Banco Central Europeo relaje su política más allá de las expectativas actuales del mercado, hasta el 1,5% a mediados de 2026, mientras que el Banco de Inglaterra bajará los tipos hasta el 3,25%.

DIVERSIFICAR EN UNA "ERA DE DESORDEN CONTROLADO"
Teniendo en cuenta que el escenario central de Amundi es que no haya recesión económica en 2026, su posición es "moderadamente favorable" al riesgo. "Nuestra asignación busca aprovechar el crecimiento a través de la recuperación impulsada por la tecnología a nivel mundial, diversificando al mismo tiempo en temas con baja correlación y una serie de coberturas estratégicas", agrega.

En renta fija, observa una continuación de la tendencia hacia la diversificación y se mantiene atento a los riesgos derivados de los desequilibrios en Estados Unidos. Así, afirma que el crédito de calidad se convierte en una asignación fundamental para los inversores en renta fija que desean diversificarse más allá de los bonos del Tesoro, por lo que se convierte en una "clara sobreponderación".

Amundi se muestra cauteloso con respecto a la deuda estadounidense de alta rentabilidad ('high yield') y deuda pública japonesa, pero mantiene su postura positiva respecto a los bonos europeos clave para 2026, con especial atención a los bonos periféricos y los vencimientos cortos, los bonos del Estado británico y el crédito con grado de inversión, especialmente en el sector financiero.

En renta variable, cree que la asignación por sector y estilo impulsará el desempeño en 2026. Aquí favorece la exposición más allá de la carrera por la inteligencia artificial hacia el sector tecnológico general.

Por geografías, mantiene una postura neutral sobre renta variable estadounidense, a pesar de la postura procíclica de la Fed, y aumenta exposición con su enfoque de 'equiponderado' ante la concentración del mercado y las altas valoraciones.

En Europa, destaca los sectores industriales e infraestructuras, que deberían ofrecer nuevos puntos de entrada en la segunda mitad de 2026, beneficiándose de un dólar estructuralmente más débil, de temáticas a largo plazo (gasto en defensa, electrificación y repatriación de activos desde EEUU) y del renovado interés por la Eurozona si el plan alemán se materializa y avanzan las reformas. También se muestra positivos respecto a los sectores financieros, industriales, de defensa y de transición verde en Europa, así como sobre las empresas de pequeña y mediana capitalización. "Europa todavía puede participar en el ciclo tecnológico a través bienes de capital e industrias", agrega.

Por otro lado, también es positivo respecto a los activos de países emergentes, tanto bonos, ya que destacan por sus rentas y diversificación, como por las acciones, que ofrecen un "conjunto diversificado" de oportunidades.

Por último, favorece una mayor asignación a rentas alternativas y coberturas contra la inflación en activos reales. Sostiene que el crédito privado y las infraestructuras están "bien posicionados" para beneficiarse de temáticas estructurales como electrificación, relocalización, IA y de la "sólida demanda" de capital privado, particularmente en Europa.

Además, la diversificación debería incluir también de manera estructural una exposición más amplia a materias primas, como el oro, y a divisas seleccionadas como el yen, el euro y monedas emergentes que puedan beneficiarse de un dólar más débil.

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