Yolanda Díaz tiene la piedra de Unidas Podemos en su zapato

Cuando las cosas no se cierran bien - aplicable a pactos políticos - lo más probable es que tarde o temprano salten por los aires. Es lógico, o mejor dicho humano. Los intereses particulares, los protagonismos y el quedarse fuera de juego no puede ser asimilado por los protagonistas, su ego no se lo permite, faltaría más.

La plataforma Sumar que agrupa a unos cuantos partidos político - demasiados- y que lidera Yolanda Díaz  en las anteriores elecciones formaba parte de la lista de Podemos por decisión personal de Pablo Iglesias, amo y señor del partido - aunque la imagen de “mando” la protagonicen tres mujeres, es para disimular- ha venido protagonizando tiras y aflojas con Unidas Podemos: dejar fuera de la lista a Irene Montero, Echenique y unos cuantos más. No darles las posiciones en la lista que pedía Belarra y compañía y unas cuantas cosas más han ido minando más aún la confianza entre Sumar y Unidas Podemos.

Díaz, viendo la que estaba cayendo con Irene Montero y sus meteduras de pata como ministra, donde quedaba patente, según las encuestas de las que disponía, que Podemos sufriría un duro castigo en las urnas si se presentaban con las siglas, se tiró a la piscina imponiendo con el montaje express de Sumar  sus condiciones al que hasta entonces había sido su “partido”. Las formas y el fondo pusieron de los nervios a la excluida y soberbia Irene Montero y a sus palmeros. Como no les quedó más remedio, aceptaron lo que le ofrecía la ferrolana. Eso no significaba que iban a tirar la toalla, ni mucho menos, sino que se agazaparon esperando la mejor oportunidad para devolverle la jugada a la vicepresidenta en funciones. Los resultados en las elecciones del 23 de julio no fueron los esperados: primera en la frente. Las declaraciones de Belarra sobre que los diputados de Unidas Podemos podrían tener libertad de actuación dentro del grupo no gustaron nada a Díaz. Como respuesta, la líder pasó de sus colegas y nombró a Marta Lois como portavoz del grupo y a Aina Vidal, de En Comú Podem, como portavoz adjunta, cargo que había pedido Belarra. Pero la respuesta de la vicepresidenta fue esa y además, no le han dado ninguna portavocía al partido morado: los ha dejado invisibilizados, o lo que es más claro, los ha ninguneado.

Belarra instaba a la líder de Sumar que rectificara. Es más, pedía tener dos ministerios - ¿para ella e Irene Montero? Eso parece-. Pero su petición ha sido contestada por la flamante portavoz Marta Lois quien declaraba en rueda de prensa que” no toca hablar ahora de ministerios, ni de personas “, primero hay que formar parte del Gobierno de coalición -si es que es posible- y llegar a un acuerdo programático. En su día el controvertido entrenador de fútbol José Mourinho dijo una frase muy gráfica: “Después de Dios estoy yo”, Frase muy pertinente con su personalidad y la líder de Sumar. 

Las discrepancias dentro de la plataforma Sumar han llegado por parte de IU que también ha quedado fuera de la primera línea, situación que no le ha gustado a su líder Alberto Garzón, que ha expresado su malestar a Díaz.

Las cosas se le empiezan a complicar aún más a Yolanda Díaz, dado que Unidas Podemos les está avisando de que pueden ir por libre y no atenerse a la disciplina de voto tanto en la posible investidura como en otras cuestiones. Si se produjeran nuevas elecciones, Unidas Podemos tiene previsto una votación para elegir a su candidata. ¿Se someterá Díaz a esa consulta? Más bien no. Pero es un as que se guardan las moradas en la manga.

La gallega, con su viaje a Bruselas para entrevistarse con Puigdemont, ha cometido un gran error que pagará en las urnas, si hay elecciones. Lo constatable es que Sumar tiene en Unidas Podemos una piedra en el zapato del que le va a costar trabajo sacársela, además de los UI que están trabajando en silencio para reivindicar el lugar que les corresponde. Decía Mahoma que “tres cosas hay destructivas en la vida: la ira, la codicia y la excesiva estima de uno mismo”, frase que en la plataforma de Sumar tiene unas cuantas destinatarias.