Elecciones en Catalunya, sin presupuestos y con el problema del agua

Hay un refrán popular muy utilizado por muchas generaciones, quizás ahora menos, pero que sigue ahí presente: “A dios rogando y con el mazo dando”. No hace falta explicarlo, pero quizás habría que recordárselo al presidente de la Generalitat y al conseller del ramo ¿Por qué? Por algo tan “sencillo” como que la convocatoria de elecciones en Catalunya realizada por Pere Aragonés tras no conseguir los votos de Junts y los Comunes para aprobar los presupuestos, ahora resulta que, en plena sequía, con un plan de inversiones previsto en infraestructuras y otras medidas para mitigarla - por cierto, con mucho retraso-, ahora resulta que todo queda escrito en el papel y no se ejecutará. La irresponsabilidad es máxima teniendo en cuenta la grave situación que se está viviendo en Catalunya por la escasez de agua debido a la sequía Ni Junts ni Comunes se han parado a pensar que en estos momentos toca arremangarse, juntar esfuerzos, dejarse de ideologías y afrontar la sequía. Esto no es un chiste, es un problemón entendido por muy pocos políticos, Eso de que lo urgente no le quite tiempo a lo importante, no lo acaban de entender. Lo único con lo que están de acuerdo son con los parches que se van administrando y que no arreglan el problema de fondo, que viene de lejos.

Llevamos 36 meses consecutivos de sequía meteorológica y 24 meses en los que las temperaturas han sido todo un récord: falta agua, faltan infraestructuras y un gobierno que invierta más en ellas y menos en chiringuitos partidistas. Es que el problema actual viene de lejos, la memoria falla y la voluntad de los que han gobernando hasta ahora falla más que una escopeta de feria. ¿Se acuerdan que entre 2007 y 2008 durante 16 meses Catalunya no dispuso de lluvias importantes y los embalses bajaron su caudal? Algunos sí, los que gobiernan no. Da la sensación de que solo saben sacar decretos de sequía, mirar al cielo, rezar para que llueva y les solucione el problemas inmediato. Después se olvidan y  hasta la siguiente crisis. Eso es lo que sucedió tras el episodio de sequía del 2008. La Agencia Catalana del agua (ACA) anunció en esas fechas, a bombo y platillo, que se iba a invertir en infraestructuras hídricas,  cosa que no hicieron. Tuvieron la suerte de que llovió y los pantanos  se llenaron con lo cual las infraestructuras se quedaron en el cajón donde duermen los proyectos a los que no se les asigna partida presupuestaria. 

El presidente Aragonés en una de sus intervenciones en el Parlament de Catalunya había prometido que, si se aprobaban los presupuestos de este año, destinaría 1.045 millones en inversiones para aumentar la eficiencia de la gestión del agua. Cosa que es evidente que no hará. Se olvidan, los que estuvieron gobernando antes que el, que proyectaron obras de mejora, algunas estaban presupuestadas y que no las llegaron a ejecutar. Las prioridades eran otras, pese a ser un derecho el garantizar el bienestar de la ciudadanía 

de Catalunya. También el resto de España se está quedando muy rezagada en inversión en infraestructuras hidráulicas. No se tiene en cuenta que es uno de los que mayor estrés hídrico sufre de Europa, con alto riesgo de sequía, como se está comprobando, e inundaciones. El 72% de la superficie española sufre estrés hídrico severo y un 50% está en riesgo de desertización.

Con la falta de presupuestos, los proyectos se han ido al traste y el grave problema está ahí año tras año...  Los últimos gobiernos desde el 2007-  antes también- han hecho dejación de sus responsabilidades, se han dedicado a otras cosas que no eran ni urgentes, ni prioritarias. Ahora, con más retraso,  aumento de los costes y el miedo real de más restricciones, los que vengan de inquilinos a la Plaza de Sant Jaume volverán a marear la perdiz. ¿De verdad han entendido que el agua es necesaria para vivir?