viernes, 29 de marzo de 2024 01:25
Sociedad

Introducir alimentos sólidos en la dieta de los bebés los ayuda a dormir mejor

Introducir alimentos sólidos en la dieta de los bebés antes de que cumplan seis meses podría ofrecer una pequeña mejoría en su sueño, sugiere una investigación reciente.

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Introducir alimentos sólidos en la dieta de los bebés antes de que cumplan seis meses podría ofrecer una pequeña mejoría en su sueño, sugiere una investigación reciente.


Investigadores del Reino Unido y los Estados Unidos analizaron los datos recopilados como parte de un ensayo clínico que exploró si la introducción temprana de ciertos alimentos podría reducir la posibilidad de que un bebé desarrolle una alergia a ellos. Como parte del estudio, el equipo también analizó el impacto sobre otras medidas, como el crecimiento y el sueño.


"Un beneficio adicional (de la introducción precoz de sólidos) es que parece conferir un mejor sueño a los niños", señala Gideon Lack, profesor de alergia pediátrica del King's College de Londres y coautor de la investigación.


En la revista 'Jama Pediatrics', Lack y un equipo de investigadores detrás del estudio afirman que aunque existe la creencia común de que comer alimentos sólidos ayuda a un bebé a dormir mejor -una encuesta del NHS sugiere que la mayoría de las madres dan comida a sus hijos antes de los cinco meses-, muchas fuentes de asesoramiento para los nuevos padres, incluyendo el NHS y el National Childbirth Trust, recomiendan que los padres deben esperar hasta seis meses antes de introducir los sólidos.


"Creemos que la explicación más probable para nuestros hallazgos de mejora del sueño es que estos bebés tienen menos hambre", dice Lack, añadiendo que los alimentos sólidos podrían significar menos regurgitación o una mayor sensación de saciedad.


Más de 1.300 niños sanos amamantados de tres meses de edad fueron divididos aleatoriamente en dos grupos, en uno de los cuales los bebés fueron alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses de edad -como recomiendan las directrices actuales-, mientras que los niños del otro grupo fueron amamantados y recibieron alimentos sólidos, incluidos cacahuetes, huevos y trigo, a partir de los tres meses de edad, además de la lactancia materna.


Después de seis meses, los bebés de ambos grupos estaban comiendo una variedad de sólidos.


La salud y el comportamiento de los niños fueron seguidos durante tres años, con el seguimiento del sueño y el consumo de alimentos sólidos por parte de las familias a través de cuestionarios.


Aunque no todos los bebés se mantuvieron en el régimen asignado, en promedio, los bebés que estaban en el grupo que amamantaba solamente fueron introducidos a los sólidos alrededor de las 23 semanas, mientras que los del otro grupo encontraron los alimentos alrededor de las 16 semanas.


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Los resultados, basados en los datos de 1.162 lactantes y teniendo en cuenta factores como el peso al nacer y si los niños tenían eccema, revelan que los bebés introducidos a los sólidos a partir de los tres meses dormían, en promedio, dos horas más a la semana a la edad de seis meses, que los bebés que sólo eran amamantados. También se despertaron alrededor de dos veces menos a la noche por semana a los seis meses y tuvieron un poco más de 9% menos de incidentes de despertarse durante la noche durante el transcurso del estudio.


Lack señala que un hallazgo crucial es que los padres a los que se les pidió que amamantaran exclusivamente tenían casi el doble de probabilidades de informar sobre un problema grave con el sueño de sus hijos que aquellos a los que se les pidió que presentaran a sus bebés alimentos sólidos a tiempo.


El equipo señaló que el estudio no utilizó sensores para monitorizar el sueño de los bebés y que los padres podrían haber informado de forma errónea sobre el comportamiento del sueño porque anteriormente se habían dado cuenta de que los bebés que comían alimentos sólidos dormían mejor antes.


Sin embargo, la profesora Amy Brown de la Universidad de Swansea, cuya investigación incluye el destete de bebés, dijo que los beneficios revelados por el estudio fueron "mínimos" en términos del mundo real, y que otras investigaciones no mostraron recompensas por la introducción temprana de sólidos.


"No hay una razón fisiológica clara por la que la introducción precoz de alimentos sólidos ayudaría al bebé a dormir, sobre todo por las cantidades muy pequeñas que los padres fueron instruidos a dar en este ensayo", apunta.


Brown insta a la precaución, señalando que no se observaron diferencias en la vigilia hasta después de cinco meses, a pesar de que un grupo fue introducido a los sólidos a partir de los tres meses, y que era poco probable que el auto-reporte de sueño infantil por parte de padres cansados fuera preciso.


La profesora Mary Fewtrell, directora de nutrición del Royal College of Paediatrics and Child Health (Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil), dio la bienvenida al estudio, señalando que la RCPCH actualmente recomienda que los alimentos sólidos no se introduzcan antes de los cuatro meses, pero que la base de evidencia para el asesoramiento actual tiene más de 10 años de antigüedad y está siendo revisada en la UE. "Esperamos ver recomendaciones actualizadas sobre la alimentación de los lactantes en un futuro no muy lejano", dice.


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