El canto de los ratones ayuda a la ciencia a estudiar el autismo
Científicos estadounidenses han descubierto el circuito en el cerebro que permite la interacción vocal, a partir de un análisis de ratones cantores de las selvas tropicales de América Central.
Escuchar e interpretar y luego responder. Esta es la norma para una conversación estándar, que requiere una coordinación entre las señales sensoriales y una respuesta muscular. Esto sucede en muchas especies, desde las aves hasta las ranas, desde los humanos hasta las ratas.
Sin embargo, el proceso cerebral detrás de la formulación vocal todavía plantea muchas preguntas a los científicos. Un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, ha revelado un poco más sobre cómo se forman las conversaciones en el cerebro.
El estudio publicado en la revista 'Science' concluye que es en la corteza motora donde se cruzan varios circuitos y que son éstos los que formulan el ritmo de las conversaciones.
Para ello, los investigadores analizaron la interacción entre los ratones cantantes de Alston (Scotinomys teguina) macho, encontrados en los bosques tropicales de América Central, que son capaces de cantar casi un centenar de notas audibles para atraer a las hembras.
Científicos estadounidenses han descubierto el circuito en el cerebro que permite la interacción vocal, a partir de un análisis de ratas cantoras de las selvas tropicales de América Central / Universidad de Nueva York
Al entender la actividad cerebral, será posible lograr nuevos tratamientos para los pacientes con autismo o trauma, como el accidente cerebrovascular, según los autores del estudio.
"Nuestro trabajo demuestra directamente que la región del cerebro de la corteza motora es necesaria para mantener una conversación", dice uno de los autores del estudio Michael Long, profesor de neurociencia, citado por 'ABC'.
SIMILITUD CON LOS HUMANOS
Los ratones cantores fueron elegidos por el equipo de investigadores porque tenían un patrón de conversación muy similar al de los humanos. Los animales fueron expuestos a un examen llamado electromiografía, que analizaba las señales eléctricas emitidas en el cerebro de los ratones a medida que los músculos de las cuerdas vocales se contraen.
Así es como los científicos se dieron cuenta de qué regiones del cerebro se activaban durante el canto. Los investigadores "apagaron" estas partes del cerebro para confirmar que los sonidos no estaban regulados.
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"Descubrimos una división del trabajo. Hay mecanismos subcorticales que permiten generar sonido y está la corteza motora, jerárquicamente superior a estos mecanismos, que comanda las áreas subcorticales, que nos dice cuándo responder y con qué rapidez", explica Arkarup Banerjee, coautor del estudio.
El laboratorio de neurociencias de la Universidad de Coimbra continuará con los estudios sobre la interacción vocal en humanos.
"El diez por ciento de los estadounidenses sufren de algún tipo de trastorno de comunicación, ya sea como resultado de un derrame cerebral o autismo. Creo que estos animales han abierto una ventana a nuestro conocimiento sobre las causas de estos trastornos y, con suerte, a las terapias apropiadas", dice el profesor Michael Long.
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