Los trabajadores del Hospital de Bellvitge comparte sus experiencias frente al Covid-19
Los profesionales, afectados por la situación, recuerdan la rapidez y la soledad con la que los pacientes empeoraban
No ha sido fácil para los sanitarios trabajar bajo la presión del coronavirus, ya que el virus se propagaba de manera fugaz. Los profesionales sanitarios han tenido que demostrar su capacidad de reacción ante esta complicada situación.
Desde el Hospital de Bellvitge han hecho públicas las experiencias de diferentes sanitarios para conocer de primera mano su día a día. El Covid-19 llegó entre el 13 y el 14 de marzo inesperadamente y el personal no tuvo prácticamente tiempo suficiente para organizarse.
Àngels Orenes, jefa del Área de Gestión del Equipo profesional de Enfermería lo describe como "un terremoto". La aparición del virus obligó a los sanitarios a reorganizar las plantas rápidamente. "Teníamos 24 horas para incorporar a las nuevas enfermeras que necesitábamos como refuerzo", confiesa Orenes.
Àngels Orenes, jefa del Área de Gestión del Equipo profesional de Enfermería
La emergencia obligó a los sanitarios a trabajar horas extras. Ferran Bea, celador de la UCI del Hospital de Bellvitge, asegura que "la UCI es un lugar muy intenso donde hay pacientes muy críticos. Cuando esto empezó nos cambiaron los turnos; normalmente hago 7 horas y pasé a hacer 12 horas".
Debido a la gravedad de la situación, era necesario contar con todos los profesionales posibles. Es el caso de Jessica Redondo, auxiliar de enfermería, quien indica que cuando terminó los estudios de auxiliar de enfermería, se topó con la pandemia, "de golpe me pusieron a trabajar en las trincheras, en las UCIS".
Joan Duran, jefe de la Unidad de Mantenimiento, por su parte señala que lo han dejado todo para prorizar las necesidades de los sanitarios asistenciales. "Estas necesidades han sido muy variadas, por ejemplo: instalar un sistema de videovigilancia para que los sanitarios pudieran hacer una primera asistencia visual desde el control; poner en marcha 56 camas de UCI en el edificio técnico quirúrgico; adelantarnos a la apertura de las nuevas UCIS; transformar el vestíbulo de CEX en un hospital de campaña...", explica Duran.
MIEDO Y DEFUNCIONES PRECIPITADAS
El personal sanitario es consciente de la importancia que tiene cumplir con las medidas de prevención establecidas por las autoridades. Por este motivo, en términos generales, no temen al virus.
Sin embargo hay algunas excepciones. El miedo coge fuerza en el momento en el que no quieren que alguién próximo se contagie. "Tengo una hija de tres meses y llevar esto a casa... Pero después fueron pasando las semanas y vi que la gente no se contagiaba y yo tampoco, te quedas con el convencimiento de que si cumples las medidas de precaución de higiene y llevas la mascarilla estás protegido", confiesa el jefe de la Unidad de Mantenimiento.
Joan Duran, Jefe Mantenimiento.
Además, el contacto con positivos es prácticamente inevitable para los sanitarios. Soledad Rodríguez, médica de la Unidad Básica, asegura que ella sí pasó miedo: "Antes de llevar la mascarilla había tenido relación con muchas personas que resultaron positivas... Después, cuando ya todos llevábamos mascarilla, entras en la psicosis que en el hospital todo es Covid-19. Tenías miedo de llevarlo a casa".
El mayor terror para todo el personal sanitario es la rapidez y la soledad con la que los pacientes contagiados con síntomas rápidamente empeoran.
Durante las primeras semanas, el Hospital de Bellvitge tenía una lista de contagiados, pero finalmente la dejaron de hacer por el exceso que había. "Cuando abría el WhatsApp y veía el listado era horroroso. Fue el momento de tomar conciencia de lo que realmente era la pandemia", señala Orenes.
Por su parte, el ya mencionado celador de la UCI, explica que lo más duro de ver fue "la pérdida de pacientes muy jóvenes de 40 o 50 años sin que las familias estén aquí, despidiéndose a distancia".
Los sanitarios también se han tenido que aislar de su familia independientemente de la situación. Xavier Juanola, reumatólogo del Hospital de Bellvitge, explica: "Tengo un compañero que sus suegros han muerto de coronavirus y su pareja también lo cogió y él, siendo médico, no pudo hacer nada, ni siquiera pudo abrazar a su mujer para consolarla cuando estaba destrozada por la muerte de sus padres...".
Jessica Redondo recuerda el caso de un paciente muy afectada. "Teníamos un señor, que no lo olvidaré nunca, estaba intubado, lo vimos extubar; estaba mucho mejor, hicimos videollamada con su familia, cantaba, bailaba con nosotros... al día siguiente lo volví a ver intubado y al siguiente murió".
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Parece difícil pensar que nada positivo se puede sacar de la crisis del coronavirus. Sin embargo, todos los sanitarios, sin excepción, destacan la gran cooperación que ha habido entre ellos, de hecho, muchos coinciden que han formado una familia.
"Antes éramos compañeros de trabajo y ahora somos como familia, hemos vivido situaciones muy duras y horarios muy largos y esto ha hecho que nos uniéramos mucho", confiesa la auxiliar de enfermería UCI.
Jessica Redondo, auxiliar de enfermería UCI
La unidad, esfuerzo y trabajo de todos los profesionales sanitarios ha sido primordial para afrontar la crisis de la pandemia.
LEE LAS ENTREVISTAS AL COMPLETO
Las entrevistas recogidas en este artículo las ha realizado el Departamento de comunicación del Hospital Universitario de Bellvitge y han sido publicadas en la web del centro.
Escribe tu comentario