Todo está preparado, al menos eso dicen, para que la ciudadanía pueda ir a votar el próximo 14 de febrero, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) haya decidido mantener en suspenso el decreto del gobierno catalán que anulaba la convocatoria del 14-F y las aplazaba al 30 de mayo. Aunque la decisión es provisional hasta el 8 de febrero, en el que emitirá su decisión final. Esto sucederá en plena campaña electoral porque este jueves día 28 es el inicio de la misma.

Papeletas para las elecciones al Parlament del 21D en Catalunya

Papeletas electorales / @Europa Press

Se puede interpretar que las elecciones siguen adelante y hasta los partidos contrarios a esta fecha están preparados para afrontar unas elecciones que serán muy duras. Como se dice popularmente, a cara de perro.

Está en juego el cambio de un modelo de gobierno ante el fracaso de tres presidentes que cada vez lo han hecho peor. Artur Mas y su barco hacia Ítaca que una tormenta esperada se llevó por delante. Carles Puigdemont, el iluminado que cogió la antorcha de Más -gracias a la CUP- y que más que gobernar ha llevado al país a la división, al desgobierno y a la crisis. Hasta rompió amarre con su Ulises. Quim Torra, un hombre gris, triste y sin criterio que se llegó a creer que estaba en el cargo por méritos propios y que su destino en lo universal era la independencia de Catalunya ¿a través de la ratafía? Como era de esperar, la justicia lo hizo dimitir. Pero al finar, pese a su fracaso, como quería, pasará a la historia gracias a una pancarta colgada en el balcón del Palau de la Generalitat, la promoción de la ratafía, su presencia en los cortes de las autopistas y su frase más genial a los CDR “apretáis y hacéis bien en apretar”. ¿Ese es su balance? Triste legado el dejado por un presidente de la Generalitat en plena crisis de todo tipo.

La antigua CDC ha dado paso a unas cuantas formaciones. Una división inesperada que ha dividido al mundo nacionalista, incluso al independentismo. Demasiados partidos en un mismo espacio que puede verse perjudicado. ¿Serán capaces después de salvar las diferencias para un posible gobierno? En el otro lado, la pregunta es la misma ¿serán capaces de pactar? Dos preguntas que quedan en el aire. Un panorama que será de todo menos aburrido.

Así que, lectores de Catalunyapress, la campaña electoral en su último tramo -llevamos unos cuantos años en campaña- será muy dura, sin tregua, sin miramientos, sin guardar las formas. El juego de la campaña es de prometer cosas para conseguir votos, pero luego el programa electoral al que se le supone que se ha votado queda en el baúl de los recuerdos de Karina, que con tantos años moviéndolo, está para el arrastre. Decía Mafalda que “a mí me gustan las personas que dicen lo que piensan, pero por encima de todo, me gustan las personas que hacen lo que dicen”.